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Rubén Domínguez, la explosión del tirador español: “Todos los partidos busco el estado de trance”
El joven alero del Surne Bilbao, una de las mayores perlas del baloncesto nacional, destaca al fin en ACB. Ocho triples en Coruña, cinco al Girona, tres en Valencia… “Tengo un don, pero quiero ser algo más”, cuenta en EL MUNDO. Leer…
Unos días antes de que Rubén Domínguez (Puerto Real, Cádiz, 2003) firmara en La Coruña una de las exhibiciones triplistas más asombrosas de la historia de la ACB (ocho aciertos, cinco sin fallo en el último cuarto), Sergio Scariolo había tenido una charla premonitoria con el joven durante la concentración de la selección española a la que fue invitado. «Me habló del don que tengo con el triple, de que se cotiza mucho en el baloncesto moderno. Me dijo que lo explotara a tope. Que tengo aptitudes para ser un gran tirador», desvela el gaditano, una rareza, un tirador nacional.
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Explota Rubén al fin con el Surne Bilbao en su primera temporada completa en ACB (debutó con 17 años con el Estudiantes), todavía 22, aunque tan pregonado. Como si ya hubiera atravesado por varias vidas, pues fue un adolescente privilegiado. Una de las mayores joyas del baloncesto nacional que tuvo que dar un paso a un lado para encontrar impulso. «Ha sido muy duro, la verdad. Siempre se dispararon las expectativas conmigo. Como niño piensas en tus sueños, el draft, la NBA… Se ve cerca. Eres MVP de un Europeo sub 16 en el que está Wembanyama. En el Mundial sub 19, con un año menos, promedio casi 20 puntos. Estaba teniendo unos años increíbles, salgo en listas del mock draft…», se sincera en EL MUNDO, crítico con la situación que vino después en la cantera de un Estudiantes que acababa de descender. «Por lo que sea, no fui la prioridad del club. Lo puedo entender, pero salí muy perjudicado. Estuve dos años sin jugar. No era la situación más idónea. Me salvó el trabajo diario, hacía muchas cosas extra, con entrenadores fuera del equipo. Y cuando se me dio la oportunidad en un equipo serio como Castellón (el año pasado en LEB Oro) lo hice bien», relata.
Aquellos enredos han dado paso a un presente luminoso a las órdenes de Jaume Ponsarnau, un entrenador que le otorga lo más precioso que puede pretender una perla, «confianza y paciencia». «Siempre me dice que si tengo 30 centímetros, tiene que ser un tiro para mí. También me ayudan los compañeros. Ellos saben lo que yo soy, que un tiro mío de tres, no forzado evidentemente, es un buen tiro», afirma quien promedia un lustroso 44,3% de acierto en ACB, donde ha metido ocho de sus últimos 12 (y un 46,7% en la FIBA Eurocup). Y quien ha ido viendo incrementados sus minutos y protagonismo en la rotación.
Rubén Domínguez, durante el partido contra el Valencia.
¿Un tirador nace o se hace? Rubén se recuerda atinado desde niño. «Siempre he tenido una mecánica correcta, la aprendí con mi padre. En mini de primer año, con la selección andaluza, te ponen como una especie de deberes: 200 triples, 300 tiros de dos… Con mi padre hacíamos todos esos deberes y más», hace memoria, y se le viene a la mente un partido con el Unicaja en el Campeonato de España: «Metí muchos triples. No estoy seguro, creo que nueve».
«Repetición, repetición, repetición», dice sobre su secreto. Entrenamientos en los que simula todas las situaciones, hasta tirar desde «pases malos o desequilibrado». El último partido de diciembre, como si todo ese trabajo brotara de repente, eclosionó en La Coruña con ocho triples (para 35 puntos, récord del Bilbao en ACB). La semana pasada le hizo cinco al Girona. Dos victorias clave para que los de negro escapen de las apreturas del descenso. «Son momentos increíbles, con los que todo niño sueña. Pero no es suerte. Es todo fruto del trabajo diario y sigo trabajando para que haya momentos así», dice quien junto a su psicólogo, al que llama después de cada partido, busca lo que llaman «el estado de trance».
Porque Rubén, un gaditano de Puerto Real que vive feliz en Bilbao con su novia y su perro Golden de 35 kilos, quiere ser «algo más». «Tengo un don. El triple es mi arma principal, me siento afortunado. Es algo que no sobra mucho en España. Pero no me identifico 100% con lo de tirador puro. Anotar es relativamente lo más fácil del juego. Lo difícil es quedarte en la pista y sumar en otros ámbitos, en cosas que realmente hacen ganar al equipo. Esto lo estoy consiguiendo últimamente», concluye.