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¿Qué supone vivir junto a un gran estadio? “Nos dijeron que los pisos se revalorizarían. Mentira”

El día de partido es para la mayoría de los aficionados el más esperado de la semana. Para los vecinos, en cambio, puede llegar a ser uno de los más temidos. La convivencia con grandes estadios y sus aficiones no es siempre fácil. Las aglomeraciones, el ruido, el vandalismo o los atascos suelen ser las principales problemáticas que lastran la relación…

Santo Domingo - Publicado hace

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El día de partido es para la mayoría de los aficionados el más esperado de la semana. Para los vecinos, en cambio, puede llegar a ser uno de los más temidos. La convivencia con grandes estadios y sus aficiones no es siempre fácil. Las aglomeraciones, el ruido, el vandalismo o los atascos suelen ser las principales problemáticas que lastran la relación entre clubes y vecinos. 

“Hemos pasado a organizar nuestra vida en función de cuándo es el partido. Vivimos en un barrio pequeño, con 3.000 habitantes y calles estrechas. En el RCDE Stadium hay 40.000 localidades. Cuando hay partido el barrio colapsa”, afirman desde la Asociación de Vecinos del barrio de La Riera, en Cornellà. Desde que se inaugurara el campo, en 2009, el día a día de los vecinos ha cambiado mucho. “Este barrio antes no le interesaba a nadie, estábamos súpertranquilos con el rugby y el atletismo. Pero ahora es una locura. Temo el día que tengamos una emergencia médica y la ambulancia tenga que salir en pleno colapso de fin de partido”, asegura José, el vicepresidente de la Asociación. Como él, muchos vecinos residían ya en La Riera mucho antes de que se construyera el estadio del Espanyol. 

“Nos dijeron que los pisos se revalorizarían con el Splau y el campo. Mentira. Intenta tú vender el piso ahora. Nadie quiere meterse en un sitio donde cada 15 días tiene un follón en su portal. Hemos perdido calidad de vida”

“Nos dijeron que los pisos se revalorizarían con el Splau y el campo. Mentira. Intenta tú vender el piso ahora. Nadie quiere meterse en un sitio donde cada 15 días tiene un follón en su portal. Hemos perdido calidad de vida”, afirma tajante. Y es que, más allá de las aglomeraciones de gente y vehículos, lo que más preocupa a los vecinos son los altercados y la suciedad que generan los grupúsculos ultra. 

Cánticos y altercados

“Las familias con críos que vienen al fútbol no nos molestan. Comen en los restaurantes, se toman una cerveza tranquilos, ven el partido y se van. El problema son los ultras”, afirman. Los ultras de la afición blanquiazul suelen reunirse en el Bar Los Cazadores y se quedan allí mientras juega su equipo porque tienen la entrada prohibida al estadio. “Cuando hay partido se ponen en las cuatro esquinas y nosotros ya no salimos. Hay altercados constantemente. Y los que se juntan aquí solo saben cantar ‘puta barça, puta TV3’. Canciones franquistas y todo. Son gente que no representa al club”, aseguran desde la asociación de vecinos.  

Las peleas y la suciedad les preocupan por encima de todo. “Nos dejan el barrio lleno de basura. Latas y plásticos por todas partes, y la brigada de limpieza empieza siempre por el campo y nos pasa la barredora a las 3 de la mañana. Así no podemos dormir… Ni vivir”, sentencia. La realidad, en la vecina Barcelona, es parecida. Los vecinos del Camp Nou, acusan prácticamente el mismo calvario bajo otros colores.  

“Vivir al lado del Camp Nou es complicado. Ahora no hay partidos y al menos no hay vandalismo, pero no estamos en paz. Ahora el principal problema son las obras”, afirma Lydia, de la asociación de vecinos del Camp Nou. Las quejas por ruidos a horas intempestivas, grúas con las luces encendidas y trabajos ininterrumpidos de madrugada han provocado que los vecinos del club azulgrana hayan tenido que recurrir al Ayuntamiento. 

“Hemos llegado a quejarnos porque estaban trabajando con radiales a las 2 de la mañana o se habían dejado los focos de las grúas encendidos y a medianoche teníamos las casas con una luz que parecía de día. Los niños no podían dormir”

Punt Beta para las quejas

“Nos hemos quejado tantas veces que el Ayuntamiento habilitó un Punt Beta para que pudiéramos dar avisos de las irregularidades. Mensualmente nos reunimos con el regidor del barrio y representantes del Club para remitir nuestras quejas”, afirman desde la asociación vecinal. “Hemos llegado a quejarnos porque estaban trabajando con radiales a las 2 de la mañana o se habían dejado los focos de las grúas encendidos y a medianoche teníamos las casas con una luz que parecía de día. Los niños no podían dormir”, afirma. 

Aun así, lo que más les preocupa es cómo volverá a ser todo cuando las obras finalicen. “El grupo de violentos que se reúne aquí viene a hacer daño. Tiran bengalas, ensucian, rompen mobiliario urbano, cristales… Los vecinos no salen de casa por miedo, incluso hay bares que han decidido cerrar en días de partido porque no les compensan los daños que puedan llegar a  sufrir”, aseguran. En 2021 una pelea entre ultras provocó graves destrozos en un bar de la calle Felipe de Paz que ahora se ha sumado a este rechazo y tampoco abre cuando el Barça juega en el Camp Nou. 

“Realmente no creo que nadie se beneficie de que esté aquí el estadio. A los vecinos nos complican la vida, y a los bares no les compensa tener gente que solo está bebiendo y armando follón”, asegura la vecina. “Luego siempre nos queda el barrio lleno de latas, orines, y suciedad. Ya no sabemos qué hacer, nos faltan efectivos de policía”, zanjan desde la asociación vecinal.

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