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La contracrónica del Madrid-Atlético: Brahim salva a Mbappé
Estaba a punto de ser silbado por su público. Estaba Mbappé sintiendo el enfado del Bernabéu porque su partido, plomizo, áspero e ineficaz, no respondía al rol que se espera de alguien como él. Seguir leyendo….
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Estaba a punto de ser silbado por su público. Estaba Mbappé sintiendo el enfado del Bernabéu porque su partido, plomizo, áspero e ineficaz, no respondía al rol que se espera de alguien como él.
Pareció en muchos momentos de esa gris noche un delantero transparente provocando la ira del madridismo. El susurro amenazaba con ser bronca. Pero apareció Brahim con una acción llena de magia para salvar a Mbappé. Nada ha quedado decidido en Europa, pero si aún continúa con vida el Madrid es gracias al exdelantero del Manchester City, que salió aclamado, transformado en el héroe blanco.
Brahim festeja su gol, el 2-1 del Madrid al Atlético, ante Mbappé en el Bernabéu. / Efe / Sergio Pérez
Y tiene un enorme valor ese gol de Brahim porque hubo un momento, pasada ya la media hora de partido, en que el silencio se adueñó del Bernabéu. Era el prólogo del 1-1 de Julián Álvarez, una obra de arte que certificaba el dominio aplastante del ‘cholismo’.
Un ‘cholismo’ distinto porque tenía la pelota y se la pasada con toda la calma del mundo, sin vértigo alguno en su juego mientras el Madrid, el pasivo, perezoso e indolente Madrid de Ancelotti, se lo miraba.
Brahim elimina con su regate a Giménez para firmar el 2-1 del Madrid al Atlético en el derbi europeo de la Champions. / Reuters / Juan Medina
Se lo miraba tranquilo el Madrid pensando que nada grave sucedería. Pues sucedió porque Camavinga, con una actitud defensiva en que lo más agresivo era su trote cansino, siempre podrá decir que asistió desde la primera fila -tenía lugar exclusivo, asiento VIP- al imponente derechazo de ‘La Araña’, ese delantero argentino descubierto por Joan Patsy, el experiodista de El PERIÓDICO y de TV-3, para el Manchester City, previo pago de 25 millones al River Plate argentino.
A Inglaterra se lo llevó. Pero duró poco porque por delante tenía a Haaland. Por eso, llamó un día al despacho de Guardiola para decirle que no le gustaba ser el segundo plato de una comida que se zampaba el gigantesco Erling. Cogió sus cosas de la fría Manchester y se vino al cálido Madrid para ser la figura del remozado Atlético, que invirtió una fortuna (75 millones de euros más 10 en variables), por un ‘nueve’ honrado, astuto y lleno de goles.
Julián Álvarez festeja su gol, el 1-1 del Atlético al Madrid en la primera parte del derbi europeo en el Bernabéu. / Reuters / Juan Medina
En el Bernabéu, y en su primer año bajo la libertad que le ha otorgado Simeone, ya ha dejado dos maravillas. Un penalti a lo Panenka en la Liga. Un imponente y monumental derechazo desde un lugar inhóspito -pico del área izquierda- donde nadie imaginaba que osaría hacer lo que hizo. Y ‘La Araña’ lo hizo teniendo, además, el hermoso, pero estéril vuelo de Courtois como fondo de imagen perfecto para un gol descomunal.
Pitadas a Kylian
Ese silencio del Bernabéu delató la profundidad de la tragedia creada por Julián Álvarez, un ‘nueve’ que vive más tiempo lejos del área que dentro de ella. Honrado en el sacrificio defensivo, atrevido en sus aventuras ofensivas con una creatividad que desmonta a cualquier defensa. Ya ocurrió en Montjuïc cuando Pedri se despistó a la salida de un córner (minuto 1) y por ahí apareció ‘La Araña’ para rebañar la pelota y batir a Szczesny. Un gol de listo el suyo en la Copa al Barça. Un gol de artista el suyo al Madrid en la Champions.
Suma ya siete en nueve encuentros europeos elevando su registro, el mejor desde que aterrizó en el Viejo Continente entrando por las islas británicas en el verano de 2022, aunque firmó antes. Fue en enero. Suma Julián Álvarez ya 22 goles en 41 partidos, gobernando el derbi con tal autoridad que eclipsó a Mbappé, a quien el cuchicheo del Bernabéu le estaba haciendo cada vez más daño.
Dos pitadas, pequeñas, pero pitadas del público blanco al delantero francés delataban un incendio. Incendio que evitó una genialidad de Brahim aprovechando la misma pereza en la acción defensiva de Giménez, que se cae por inercia, abriendo el camino al exdelantero del City, que se inventó un soberbio disparo con la pierna derecha para levantar a un Madrid que estaba aturdido.
Fue él quien decidió que era el partido de su vida. La noche que tanto esperaba. El momento en que se disfrazó de Mbappé y Vinicius, todo al mismo tiempo. No solo eso. Al francés, que estaba siendo escrutado con una mirada extremadamente crítica por el pueblo blanco, y con toda la razón -gris partido el suyo-, le vino a ver Brahim.
Brahim y su regate. Brahim y su descaro para encontrar una rendija en el muro cholista rasgando una supuesta pared de cemento como debía ser la figura de Giménez, quien se cayó ante el malagueño. Y, además, Giuliano ni llegó a tiempo para ayudarle. Brahim y su cintura.