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Vamos a contar mentiras: por el mar corren las liebres, y por el monte, las sardinas
Remate de cabeza impecable, testarazo, como muchos de los suyos, de Iñigo Martínez. Venga, 0-1. Le toca el turno a Pedri, túnel a su marcador, bueno, al que sea, y balón metido en profundidad a Lewandowski, que acaricia el cuero con la izquierda, protege el balón con su cuerpo, aguanta la entrada del defensa y la clava junto a la cepa…
Remate de cabeza impecable, testarazo, como muchos de los suyos, de Iñigo Martínez. Venga, 0-1. Le toca el turno a Pedri, túnel a su marcador, bueno, al que sea, y balón metido en profundidad a Lewandowski, que acaricia el cuero con la izquierda, protege el balón con su cuerpo, aguanta la entrada del defensa y la clava junto a la cepa derecha de la portería portuguesa. Venga, 0-2.
Cubarsi ve que se escapa Lamine Yamal, le pasa el balón en profundidad desde muy, muy, lejos, el chaval de oro dribla a su par, se mete en el área, el portero se sabe muerto y enterrado y Lamine Yamal hace una de sus vaselinas. Venga, 0-3. Pero queda el golazo de Dani Olmo, que conecta un balón perdido en el área y lo coloca allí donde duermen las arañas, en la escuadra izquierda. Ya estamos, 0-4.
Eso, todo eso, es cosa, trabajo, de Hansi Flick, cierto, fichado por Joan Laporta. Ole, ole, ole. Y todo eso es lo que está tapando todas las mentiras y más, más, mentiras, que llevan vendiéndonos el equipo habitual integrado por el presidente, Rafa Yuste, Elena Fort, Alejandro Echevarría, que está pero no existe, que manda pero hace ver que está solo por ser el cuñado, Ferrán Olivé, Enric Masip, el amigo de los niños, y todo ese séquito que tan pronto esconde al ‘chaquetas’ en un despachito de la asamblea de compromisarios para engañarles con su verborrea, como oculta al nuevo millonario culé Rusian Birladeanu en el Mobile World Congress, de Barcelona, para que no podamos preguntarle de dónde ha sacado los 28 millones que le ha dado al Barça.

Las obras del Camp Nou, este mes de octubre en Barcelona JORDI COTRINA / JORDI COTRINA
Ahora nos acabamos de enterar, por ‘Relevo’, que lo que nos han estado contando Laporta (“es una construcción, no es repintar el Camp Nou”) o su querida vicepresidente, Elena Fort, telita esta mujer, que ha anunciado 1.267 veces que el Barça jugaría, mañana mismo o, a lo sumo, pasado mañana en el nuevo Spotify Camp Nou, es una simple mentira. Que el Barça tiene imposible, por todo lo que sospechábamos todos y un poco más, regresar, esta temporada, al nuevo y remozado estadio.
Pero les diré más (o es mi modesta opinión), todo esto pasa, no porque la gente ya pasa de Laporta y su directiva, no, no, pasa porque los socios se han desinteresado por todo, están anestesiados y, por tanto, son un público ideal para que les tomen el pelo y les cuenten mentiras tras mentiras.
A los pocos descontentos, a los pocos preocupados, al racimo de socios que temen que el Barça desaparezca, no se les ocurre nada mejor que pedirle explicaciones al amigo de Joan Laporta, ese ‘compliance officer’ que pasa de todo. Que esperen sentados.
Que existan 10, 100, 1.000 ¿de verdad son hasta 1.000? que están seriamente preocupados por cómo se gobierna el Barça, no provoca tsunami alguno. Y menos si su mayor proeza es pedirle explicaciones de todas estas mentiras (y más) al ‘compliance officer’, de nombre Sergi Atienza y de ocupación seguir siendo amigo de Laporta. Que vayan esperando sentados. Eso, que se sienten.
En ningún momento, Laporta ha tenido necesidad de contar la verdad. Y Elena Fort, mucho menos. Con lo fácil que es contar la verdad para que jamás te pillen en una mentira. Pero como a ellos les ha ido de maravilla con la mentira, insisto, han creído que, en efecto, la verdad era innecesaria.
Mientras Flick y Pedri atonta a los socios, los tienen distraídos, ellos siguen contando historias falsas, firmando contratos con gentes, no ya desconocidas, sino con problemas con las autoridades. Pero a ellos eso no les inquieta, porque solo tienen que dar explicaciones cuando ellos quieren y de la forma que quieren, en asambleas de socios-compromisarios manipuladas. Ahí, como el equipo, ganan por goleadas y siguen sentados en su trono, contando, incluso, con el apoyo del Gobierno y de su brazo armado, el Consejo Superior de Deportes.
Se las saben todas. Y eso que no tenían ni para el aval.