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Valentí Sanjuan, tras completar su reto solidario: “Corrí tres maratones en un día y medio casi sin dormir. Fue duro”

Valentí Sanjuan (Tordera, 1981) acabó el sábado bajo el Arc de Triomf de Barcelona su quinto maratón, en cinco días y en cinco continentes para recaudar fondos para la investigación del cáncer infantil. Ha conseguido casi 20.000 euros, pero la web de donaciones sigue recibiendo dinero a diario para la fundación ‘El sueño de Vicky’. En este brutal reto ha encontrado…

Valentí Sanjuan (Tordera, 1981) acabó el sábado bajo el Arc de Triomf de Barcelona su quinto maratón, en cinco días y en cinco continentes para recaudar fondos para la investigación del cáncer infantil. Ha conseguido casi 20.000 euros, pero la web de donaciones sigue recibiendo dinero a diario para la fundación ‘El sueño de Vicky’. En este brutal reto ha encontrado mil contratiempos y ahora comparte con EL PERIÓDICO sus impresiones. 

Le ha pasado de todo durante el reto, retrasos de vuelos, tuvo que correr en un parking e incluso se abrió la cabeza. Pero consiguió cumplirlo…

Había tantas cosas que podían salir mal… Pero sí. La diferencia entre las carreras y las aventuras es esa, que hay aventura. En las carreras sabes cuando empiezas, donde acabarás hay avituallamientos… en las aventuras en cambio puede pasar cualquier cosa. Teníamos un plan marcado al detalle, pero los imprevistos ocurren. Era un plan con riesgo. 

¿Le preocupaban esos riesgos antes de empezar?

Claro, me tuvieron noches sin dormir, pero es parte de la magia. Una vez empezamos ya no daba tiempo a pensar nada y luego tocaba solo ir afrontando. El día que cogimos el vuelo con retraso, que meteorológicamente fue el más complicado con 29º y 90% de humedad y que tuvimos que correr en un parking porque sino perdíamos el siguiente vuelo, me abrí la cabeza. En todas las reuniones previas que habíamos tenido siempre supimos que Hawái sería la más complicada, pero no lo imaginamos así. Solo teníamos 7 horas desde el aterrizaje para correr y volver a embarcar. Sabíamos que si superábamos Hawai estaba todo hecho. 

Esa complejidad era a la vez un peligro, porque me hacía poner el foco en otras cosas y olvidé la complicación física de correr cinco maratones casi seguidos, que no es poca.

¿Cuando lo planeaban qué es lo que más les hacía sufrir? ¿El físico?

Cuando empiezas a ver todo lo que podría pasar te olvidas del físico. Teníamos que dormir en vuelos ‘lowcost’, nos ha costado la vuelta al mundo 2.800 euros. Comía de lo que nos daban en el avión y dormía en asientos minúsculos. Lo suyo sería dormir en una cama y poder comer tu comida, incluso poderte duchar, pero no era el caso. Esa complejidad era a la vez un peligro, porque me hacía poner el foco en otras cosas y olvidé la complicación física de correr cinco maratones casi seguidos, que no es poca. Imagínate que te encuentras allí en pleno reto y al segundo día te rompes un isquio, se acabaría todo de golpe. 

¿Cómo fue la preparación física para el reto?

Iba tieso de tanto entrenar. Tendón de aquiles, gemelos… Mucha sobrecarga. Fueron cuatro meses de preparación física. Perdí 10 kilos para reducir el impacto al correr. Pero más que físicamente, sufrí por no estar preparado para recuperar mi cuerpo de correr un maratón y subir a 10.000 metros de altitud, la retención de líquidos, el estrés, y tener que volver a repetir… El descanso era casi nulo, en el primer día y medio corrí tres maratones porque entre Tokio y Hawai era vuelo directo y después directos a San Francisco y volver a correr. Dormí cuatro horas como mucho. Fue duro. 

¿Y a nivel logístico?

Empezamos hace 7 años. La primera vez que se me ocurrió fue en 2018. Quería dar la vuelta al mundo corriendo y empecé a intentar bajarlo a la realidad para no pasarme tres años corriendo ni tener que desaparecer del mundo tanto tiempo. Le di vueltas y me planteé primero hacer los siete maratones en siete días y siete continentes, el que ha hecho Verdeliss, pero 48.000 dólares para el reto no nos lo podíamos permitir. Así que lo condujimos y decidimos organizarlo nosotros. 

Valentí Sanjuan posa para EL PERIÓDICO después de los 5 maratones en 5 días.

Valentí Sanjuan posa para EL PERIÓDICO después de los 5 maratones en 5 días. / zowy voeten / EPC

Ya tenía práctica organizando retos así ¿no?

He hecho varios antes, uno fue 10 ironmans en 10 días y hace un par de años hice un doble ultramán por la ELA, pero este fue especialmente difícil de organizar. Durante mucho tiempo no creímos que fuera viable. Había que cuadrar demasiadas cosas. Esta vez, además, he grabado un documental para Prime Video con la ayuda de Samsung que me proporcionó ayuda económica y el dispositivo con el que iba a dejar constancia de todas las métricas de las maratones. 

¿Llegó a pensar que sería imposible?

Sabía que lo conseguiría cuadrar, pero hubo momentos que estaba todo muy negro. Una de las soluciones que veíamos era añadir un día más para los desplazamientos, pero no quise. La otra era correr doble maratón en Turquía para hacer Asia y Europa en nueve horas, pero tampoco me encajaba. Si lo hacía lo quería hacer bien. 

Acabar en Barcelona fue especial, le acompañó mucha gente.

Me hizo mucha ilusión la gran acogida que tuvo. En retos anteriores ya me había acompañado mucha gente, pero ver las caras de emoción de la gente me llenó mucho. Es de esos momentos que uno se emociona y se da cuenta de lo que ha hecho. 

¿Piensa ya en el siguiente?

Siempre (ríe). A veces ni siquiera ha empezado un reto y ya estoy pensando en el próximo. Me estoy planteando hacer una carrera de seis dias en la Antártida y subir el Everest.

Hace 12 años que empecé a correr, y siempre ha sido a lo grande. Nunca fue gradual. Todo empezó en la época más negra de mi vida.

¿Siempre ha sido así?

Hace 12 años que empecé a correr, y siempre ha sido a lo grande. Nunca fue gradual. Todo empezó en la época más negra de mi vida. Mi madre murió de un cáncer fulminante, me echaron de Catalunya Ràdio en la crisis, me dejó mi novia, la empresa que creé con unos amigos tampoco funcionó… Fue un año muy duro y lo único que podía hacer para acabar con esa frustración y dolor que me consumía por las noches era salir a correr. Salía de mi casa y corría dos o tres kilómetros hasta las Mapfre. En el espigón lloraba, gritaba o simplemente pensaba. 

¿Y de ahí como pasó a los retos, por motivación?

No, realmente el cáncer de mi madre nos dejó muy tocados y mi hermana y yo decidimos hacer una lista de las cosas que queríamos hacer. Sin tener ni idea decidimos hacer un Ironman y cuando cruzamos la meta juntos, sabiendo que era por mi madre, supe que eso me daba vida. No sabía que llegaría a donde estoy hoy, pero sí que quería seguir haciéndolo.

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