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Un estudio concluye que los riesgos cardiovasculares de los exdeportistas de élite son muy inferiores a los de la población general
En reposo, la leyenda del ciclismo Miguel Induráin tenía tan solo 28 pulsaciones por minuto (lpm) en sus años mozos, una cifra muy baja incluso para un deportista de élite. El rango normal, en adultos, es de entre 60 y 100 latidos por minuto. En la actualidad, a los 60 años, el pentacampeón del Tour de Francia cuenta 45 pulsaciones por minuto…

En reposo, la leyenda del ciclismo Miguel Induráin tenía tan solo 28 pulsaciones por minuto (lpm) en sus años mozos, una cifra muy baja incluso para un deportista de élite. El rango normal, en adultos, es de entre 60 y 100 latidos por minuto. En la actualidad, a los 60 años, el pentacampeón del Tour de Francia cuenta 45 pulsaciones por minuto en reposo, una cifra que aunque sigue siendo muy baja, es superior a la que mostraba entonces. Su salud cardiovascular es estupenda y su caso es perfecto para explicar la tesis a la que han llegado en su último estudio el Hospital de Sant Pau en colaboración con Cors Units y la Societat Catalana de Medicina de l’Esport en la que afirman que los factores de riesgo cardiovascular (FRCV) de los exdeportistas de élite son muy inferiores a los de la población general. Una tesis que hasta hace años no estaba tan clara tras estudios publicados en los que se asociaba el ritmo cardíaco más bajo a posibles condiciones cardiovasculares e incluso la muerte súbita.
El estudio más amplio llevado a cabo hasta la fecha en exdeportistas profesionales, que ha contado con 444 perfiles de exatletas de la Blume, el CAR y el FC Barcelona y se presenta este viernes 11 de abril en la 39a edición de la Jornada de Pruebas de Esfuerzo, se ha articulado alrededor de diversas condiciones como son la Frecuencia Cardíaca Baja, la bradicardia y la polarización cardíaca. «En los deportistas de élite es habitual encontrar frecuencias cardíacas más bajas porque es una respuesta normal del organismo de adaptación a los niveles de entrenamiento elevados y no implica complicaciones», afirma a EL PERIÓDICO el impulsor del estudio junto a la Dra. Teresa Puig, el doctor Ricard Serra Grima. Según afirma el doctor, «esta alteración que en población general sería peligrosa por ser tan baja, en deportistas de élite es un síntoma de adaptación y se acostumbra a revertir al reducir la carga de entrenamiento, por lo que no es negativa», explica.
Por otro lado, en general la salud de los exdeportistas de élite es más fuerte que el de la población general en cuanto a condiciones como la diabetes, por ejemplo, que resulta uno de los FRCV más vinculados al ejercicio y la dieta, porque las cifras de los exdeportistas son mucho más bajas comparadas con las de la población general. En cuanto a la hipertensión arterial, por otro lado, tan solo un 3,6% de las mujeres y un 9,7% de los hombres exatletas la presentan, comparado con el 25,8% de la población general, según los datos de la ESCA 2023.
Antecedentes del estudio
Este estudio se ha elaborado como un seguimiento a dos estudios científicos previos impulsados también por el Dr. Ricard Serra Grima, cardiólogo y médico del deporte emérito del Hospital de Sant Pau y uno de los pioneros de la cardiología deportiva en España -fue cardiólogo del FC Barcelona, del Consell Català de l’Esport, de la Residencia Blume y Director Médico en el Estadio Olímpico durante los JJOO de Barcelona ’92.
El primero, en la revista Archivos de Medicina del Deporte, estudió los factores de riesgo cardiovascular en 157 deportistas de élite que habían dejado la competición desde hacía, como mínimo, 5 años, y con bradicardia sinusal extrema, es decir, frecuencia cardíaca baja en la que el corazón de los adultos en reposo late entre a menos de 60 veces por minuto. El estudio concluyó que «la mayoría de los deportistas de élite, tras retirarse, aunque continuaban haciendo ejercicio físico regular a un menor nivel de exigencia, sus FRCV eran inferiores a los de la población general», asegura el doctor.
El segundo estudio, en el que se amplió la muestra a 299 atletas de élite -con bradicardia o sin- se centró en analizar la prevalencia, las características clínicas y la evolución a largo plazo del patrón de repolarización precoz (RP) durante su actividad profesional y una vez retirados. La PR se considera una variante benigna del electrocardiograma (ECG), una especie de onda anómala en la población general y que es más frecuente en atletas. Aunque algunos estudios publicados en revistas médicas de prestigio sugieren que su presencia está asociada a un mayor riesgo de muerte súbita cardíaca, el estudio del Dr. Serra Grima publicado en la Revista Española de Cardiología concluyó que en la población de exatletas de élite no era así. «En el estudio se identificó que cerca de un tercio de los atletas presentaban RP en su ECG basal y que su patrón persistía en la mayoría una vez retirados de la práctica deportiva de élite aunque, al cabo de un periodo de seguimiento de 24 años, ninguno de ellos había desarrollado ningún episodio fatal. Por lo que podemos concluir que este síntoma, en los deportistas de élite, no es comparable a este mismo síntoma en la población general», razona.