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Sin supervivientes en el choque de un avión con 64 personas y un helicóptero militar con tres en Washington
“No creemos que haya supervivientes”. Las palabras de John Donnelly, jefe de bomberos de Washigton DC, han confirmado este jueves por la mañana los peores presagios sobre el accidente aéreo que se produjo el miércoles por la noche en Washington, cuando chocaron por causas aún desconocidas y cayeron al río Potomac un avión comercial con 64 personas a bordo y un…


“No creemos que haya supervivientes“. Las palabras de John Donnelly, jefe de bomberos de Washigton DC, han confirmado este jueves por la mañana los peores presagios sobre el accidente aéreo que se produjo el miércoles por la noche en Washington, cuando chocaron por causas aún desconocidas y cayeron al río Potomac un avión comercial con 64 personas a bordo y un helicóptero Black Hawk con tres militares cerca del Aeropuerto Nacional Reagan en la capital de Estados Unidos.
En las operaciones de búsqueda realizadas a lo largo de la noche, en las que han participado más de 300 operativos, se han rescatado los cadáveres de 27 de los pasajeros del vuelo de American Airlines 5342, que volaba de Wichita (Kansas) a la capital, y el de uno de los tres militares.“ La operación, según ha informado Donnelly, deja de ser de rescate y pasa a ser de recuperación.
“Esta mañana todos compartimos un sentimiento profundo de dolor”, ha dicho la alcaldesa de la capital, Muriel Bowser.
El siniestro
El siniestro, que fue grabado por cámaras de seguridad del Centro Kennedy, se produjo a las 20.47 horas en Washington (las 2.47 de la madrugada en España). En ese momento el vuelo comercial, que llevaba 60 pasajeros y cuatro tripulantes a bordo, se aproximaba para aterrizar en el Aeropuerto Nacional Reagan.,
La nave era un Bombardier CRJ700 construido hace 20 años y era un vuelo regional operado por la compañía PSA Airlines para la alianza regional American Eagle, de American Airlines. En él viajaban una tripulación de cuatro personas y 60 pasajeros, incluyendo patinadores artísticos estadounidenses y de Rusia. Wichita había acogido recientemente los campeonatos mundiales de patinaje artístico.
Conforme se aproximaba al aeropuerto Reagan para aterrizar el avión chocó con el helicóptero, una colisión tras la que se produjo una visible explosión que ha dejado una bola de fuego.
El helicóptero era un Sikorsky H-60, un Black Hawk, y llevaba a bordo tres militares del Ejército de Tierra que realizaban un vuelo de entrenamiento, aunque la autoridades han subrayado que ese hecho no significa que fueran inexperimentados. La nave operaba desde Fort Belvoir, en Virginia. Pete Hegseth, el nuevo secretario de Defensa, ha anunciado que tanto el Ejército de Tierra como el Pentágono han lanzado una una investigación.
“Se podía haber evitado”
“La noche estaba despejada y tanto el avión como el helicóptero seguían patrones de viaje normales“, ha asegurado en la misma comparecencia de prensa este jueves por la mañana Sean Duffy, el secretario de transporte de la nueva Administración de Donald Trump. Duffy ha dicho que esos patrones de vuelo “no son inusuals para lo que pasa en el espacio aéreo de DC“.y que “no hubo ruptura” en la comunicaciones entre el avión, el helicóptero militar y la torre de control.
Aunque la investigación está en marcha aún, el secretario de Transporte ha mostrado su convicción “con lo visto hasta ahora” de que el accidente era “absolutamente evitable”.
Ratificaba así su respaldo a las palabras que en la madrugada lanzaba en un mensaje en Truth Social el presidente Trump. “Esto es una mala situación que parece que podía haberse evitado“, había escrito el mandatario. “El avión estaba en una línea perfecta y rutinaria de aproximación al aeropuerto. El helicóptero iba directo al avión durante largo tiempo. Es una NOCHE DESPEJADA, las luces del avión centelleaban. ¿Por qué no subió, bajó o viró el helicóptero? ¿Por qué la torre del control no les dijo qué hacer en vez de preguntar si veían el avión?”, ha planteado.
Antes de ese mensaje, la Casa Blanca había emitido un comunicado en nombre del presidente mucho más formal en el que aseguraba que había sido “completamente informado del terrible accidente”. “Que dios bendiga sus almas”, ha escrito sobre los afectados el republicano, que ha agradecido el trabajo de los trabajadores de emergencia y ha prometido facilitar más información.
Operación compleja
Las primeras alertas del siniestro, según explicaron las autoridades en su primera rueda de prensa el miércoles por la noche, se recibieron un minuto después de la colisión y los equipos de emergencia estaban 10 minutos después en el río Potomac, donde el avión estaba hecho pedazos. En una noche fría, en que se esperaban temperaturas bajo cero, las condiciones de la operación de búsqueda y rescate eran “peligrosas y muy complejas“, según explicó Connelly, el jefe de bomberos y emergencias de la capital.
Había fuertes vientos y corrientes en el río, así como restos de hielo y aguas turbias. La baja temperatura del agua en el Potomac disparaba las posibilidades de hipotermia tras entre 30 y 90 minutos en el agua y también intensificaba las dificultades para los buzos y otros trabajadores de emergencia.
El aeropuerto Reagan cerró todas sus operaciones e iba a reabrir este jueves a las 11 de la mañana hora local.
Si se confrima que no hay supervivientes este será el peor desastre aéreo con un avión comercial en Estados Unidos desde 2009, cuando el vuelo 3407 de Colgan Air se estrelló con una casa en las afueras de Buffalo, en Nueva York, poco antes de aterrizar. Entonces murieron las 49 personas a bordo y una en la casa.