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Rodrigo Paz es el nuevo presidente de Bolivia y termina con dos décadas de predominio de la izquierda

Rodrigo Paz es el nuevo presidente boliviano. Derrotó a Jorge «Tuto» Quiroga por nueve puntos de diferencia según los resultados preliminares e «irreversibles» del Órgano Electoral Plurinacional (OPE). El candidato del partido Demócrata Cristiano obtuvo el 54% de los votos, contra el 45% del expresidente interino. La sociedad boliviana optó por la opción menos inclinada hacia la derecha. Las urnas no…

Rodrigo Paz es el nuevo presidente boliviano. Derrotó a Jorge «Tuto» Quiroga por nueve puntos de diferencia según los resultados preliminares e «irreversibles» del Órgano Electoral Plurinacional (OPE). El candidato del partido Demócrata Cristiano obtuvo el 54% de los votos, contra el 45% del expresidente interino. La sociedad boliviana optó por la opción menos inclinada hacia la derecha. Las urnas no solo extendieron el certificado de defunción del Movimiento al Socialismo (MAS), la fuerza hegemónica en el país andino por dos décadas. El electorado se inclinó por una transición política y económica menos traumática de la que proponía un Quiroga más seducido por la fórmula de la «motosierra» que impera en la Argentina de Javier Milei. «No vamos a perjudicar la salud, la educación, la seguridad, ni las prestaciones sociales», dijo Paz y buena parte del país le ha creído.

La victoria fue holgada y otra vez descolocó a los encuestadores que habían augurado un resultado muy apretado. «Viendo los resultados, he llamado a Paz y le he dado mis felicitaciones», dijo Quiroga, con signos inequívocos de la frustración en su rostro. Sus seguidores gritaron «no», y el atribulado candidato respondió: «entiendo el dolor que nos embarga, aunque tengamos denuncias hay un escrutinio provisorio, vamos a esperar el resultado final el jueves», dijo sobre rumores sobre «hackeos» del sistema que fueron negados por el OPE.

Paz reintroduce en el Palacio Quemado otra vez a la vilipendiada elite que gobernó el país décadas atrás. El hijo de Jaime Paz Zamora, quien gobernó entre 1989 y 1993, cuando el fundador Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) imprimió un giro neoliberal a su gobierno, a tono con el giro que propiciaba internacionalmente la caída del Muro de Berlín. «El MIR ha resurgido», señaló un comentarista del canal Unitel. El padre octogenario tuvo razones personales para celebrar.

La participación electoral fue del 85%, un número superior al previsto, indicativo de un interés general por lo que estaba en juego. Paz ganó porque pudo capturar las adhesiones de Samuel Doria Medina, el empresario de centro-derecha que había quedado en tercer lugar en el primer turno de agosto. Pero la izquierda pudo encontrar en medio de los enconos entre Evo Morales y el actual presidente Luis Arce, una razón para actuar en unidad: impedir que Quiroga pudiera ser el ganador de la contienda. Otras líneas divisorias de la sociedad se mantuvieron: el universo urbano se inclinó por Quiroga, el rural, a favor de una figura que hasta hace pocos meses no estaba contemplada como un candidato competitivo. Otra fractura ha quedado expuesta: el occidente, donde son predominantes los pueblos originarios y antes sufragaba al MAS, le dio la oportunidad a Paz. El oriente, desde 2006 el bastión conservador, fue más proclive a Quiroga.

Expectativas

 «Basta ya de la guerra sucia, culminó esta etapa muy desagradable, muy desagradable, pero esta es la libertad que tiene el pueblo de poder votar, definir y a partir de ello, gobernemos entre todos los bolivianos», dijo Paz al momento de emitir su voto. El vencedor, de 57 años, quiere ser el protagonista de un nuevo consenso. Paz lo necesita en el Congreso, donde no tiene mayoría absoluta. Se aguardaque parte de la derecha y la centro-derecha lo acompañe de inmediato. No se descarta que el presidente entrante los integre en su gabinete de ministros.

El excapitán de la policía, Edman Lara, ha sido también uno de los artífices de este cambio en Bolivia. Fue el rostro de la novedad y la razón por la cual Paz lo invitó a compartir la fórmula electoral y beneficiarse del reconocimiento mediático de un uniformado que denunció en TikTok la corrupción en la fuerza que integraba.  «Estamos agradecidos con el pueblo boliviano por la confianza. Dios es grande. El pueblo nos da la oportunidad de gobernar para todos. Es tiempo de reconciliarnos. La única bandera es la nacional. Todo lo que sea en beneficio del país se tienen que apoyar. Hay que pensar en el país. La patria está primero. Las acciones serán inmediatas», dijo apenas se conocieron los primeros cómputos.

Bolivia se encuentra en medio de una crisis económica profunda, entre otras razones debido al colapso de un modelo basado en la exportación de hidrocarburos. Los dos candidatos se han mostrado a favor de un ajuste fiscal, una mayor apertura económica y unas mejores relaciones con Estados Unidos. La diferencia entre Paz y Quiroga fue de gradación y ritmo, al menos en las palabras.

El presidente de la Federación de Empresarios Privados de Santa Cruz, Óscar Mario Justiniano, advirtió que es urgente que el país normalice el suministro de combustibles, que prácticamente ha paralizado la actividad, y se recupere el flujo de dólares, que ha hecho florecer el mercado negro. El nuevo presidente asumirá en 18 días y los medios auguran el fin de los subsidios al diésel. Esa medida provocará un aumento del precio del transporte y puede ser una fuente de malestar social. «La falta de divisas no se resolverán mientras no haya un cambio político que devuelva la certidumbre». Justiniano reconoció que a los bolivianos les espera una medicina amarga. «La gente sabe que hay que tomar medinas», dijo el futuro presidente. El tiempo de tolerancia social frente a un posible programa draconiano comenzará a medirse en breve. Morales confía en que el enojo colectivo será la fuente de un nuevo momento de acumulación política y el fin de su ocaso. Los medios bolivianos predicen que el exmandatario y dirigente cocalero no la tendrá fácil en los tribunales. «Como cualquier otro boliviano se le tiene que aplicar la ley… Así que lo que va a acontecer está claro, que no se va a escapar en un avión», dijo Paz semanas atrás, a modo de advertencia.

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