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¿Por qué Milei ha arrasado en las elecciones legislativas en Argentina? 4 claves de una victoria sorpresa

Javier Milei se ha convertido en el héroe inesperado. Los encuestadores, una vez más, no alcanzaron a vislumbrar el comportamiento de los argentinos en los comicios legislativos. La ultraderecha obtuvo el 40,7% de los votos a nivel nacional contra el 34,8% del peronismo en sus distintas variantes. Esa distancia que le permite al Gobierno alejar el horizonte de amenazas en el…

Javier Milei se ha convertido en el héroe inesperado. Los encuestadores, una vez más, no alcanzaron a vislumbrar el comportamiento de los argentinos en los comicios legislativos. La ultraderecha obtuvo el 40,7% de los votos a nivel nacional contra el 34,8% del peronismo en sus distintas variantes. Esa distancia que le permite al Gobierno alejar el horizonte de amenazas en el Congreso ha sorprendido a propios y extraños. Factores domésticos e internacionales permitieron al anarco capitalista pudiera gritar desembozado «yo soy el rey» y darle rienda suelta a su sueño de ser reelecto en 2027.

A la hora de la celebración, Milei prometió «hacer grande a Argentina otra vez». Más que una glosa de la consigna de Donald Trump, «Make America Great Again», fue un reconocimiento del papel decisivo que desempeñó el magnate republicano en los comicios de un país al sur del continente. «Nunca Estados Unidos ha dado un apoyo de semejante calibre», dijo el ultraderechista, y le asistió la razón. El triunfo en las urnas ha sido de inmediato asociado a la intervención de Washington en los asuntos internos argentinos de una manera que no registra precedentes, ni siquiera en los años de mayor vigencia de la política del «gran garrote».

Si antes del 14 de octubre reinaba el pesimismo en un Gobierno sacudido por los casos de corrupción y el descontento derivado de un cuadro recesivo de la economía, el curso de los acontecimientos dio un giro desde el momento en que Trump recibió a Milei en la Casa Blanca y dijo sin ambigüedades que la asistencia de 20.000 millones de dólares a la Argentina estaba supeditada a que el ex tertuliano televisivo ganara los comicios 12 días más tarde. «Con un candidato de extrema izquierda, no seremos generosos«. La disyuntiva Milei o el caos devaluatorio caló en un sector de la sociedad. La asistencia financiera de Washington ha permitido evitar que el precio del dólar saltara por los aires haciendo explotar el plan económico en vísperas de la contienda.

El secretario del Tesoro norteamericano, Scott Bessen, se desempeñó desde entonces como ministro de Economía paralelo de Argentina e inyectó 1600 millones de dólares para calmar a los mercados. La activa participación de Washington en la campaña se perfila apenas como un capítulo de una historia más ambiciosa: EEUU espera que Milei haga retroceder la presencia China y mejoren los negocios para las empresas estadounidenses en el litio, las tierras ratas y el petróleo. El flamante embajador, Peter Lamelas, se ha prometido recorrer el territorio para cumplir con ese propósito.

Suele decirse que el peronismo es un «sentimiento» que «No llores por mi, Argentina», el número del musical Evita, intentó funcionar como explicación de esas emociones colectivas. Pero es más intensa es la aversión que provoca esa fuerza en al menos la mitad de la sociedad actual. «Los últimos días cambiaron la dirección del viento y este sopló a favor de quienes gobiernan, sobre todo porque muchos argentinos advirtieron que la opción de Cristina Kirchner -o de alguno de sus ahijados- sería mucho peor», sostuvo Joaquín Morales Solá, columnista del diario La Nación. El 7 de septiembre pasado, el peronismo arrasó en las elecciones en la provincia de Buenos Aires, la más importante del país. La distancia de 14 puntos respecto del oficialismo se revirtió al punto de que el domingo ganó por un punto en el mismo distrito.

Los analistas coinciden: se activó en sectores de la sociedad el temor a la vuelta al poder de ese partido en 2027. Un importante segmento de la sociedad, parte de ellos jóvenes, todavía está resentido con el último y mal Gobierno del peronista Alberto Fernández. Milei lo tradujo en una consigna urgente al cierre de su campaña electoral en clave trumpista: «o caminamos a las ideas de la libertad o caminamos al comunismo castro-chavista».

Hablar de amenaza chavista para definir a un partido de levemente ladeado hacia el centro izquierda en momentos que el mayor portaviones de EEUU se despliega en el Caribe sur en medio de hundimientos de embarcaciones que presuntamente llevaban droga parece haber tenido también su eficacia entre parte de los votantes. La polarización barrió con las expectativas de otros partidos moderados de canalizar la bronca.

Semanas atrás Milei se veía fatigado y de mal humor. Su candidato principal en Buenos Aires, José Luis Espert tuvo que abandonar la carrera electoral por sus vínculos con un narcotraficante. Los resultados, si bien ha perdido 16 puntos en comparación con el segundo turno de noviembre de 2023, suponen una bocanada de aire fresco de una intensidad que no estaba contemplada. El mapa político se ha modificado. Milei terminó de fagocitrse a la derecha tradicional. Tendrá a partir del 10 de diciembre un tercio de la cámara de diputados, lo que le permite mantener su poder de veto a las iniciativas que le desagraden del Congreso.

En su noche victoriosa le tendió la mano a los legisladores de centro derecha para llevar a cabo las reformas laboral, impositiva y del sistema de pensiones. Los mercados «descansan» los fines de semana, pero al concluir el escrutinio comenzaron a llegar las primeras señales de algarabía. La política argentina es de una volatilidad tan grande que los enojos de ayer son la aprobación de mañana. El humor social puede volver a cambiar pronto. Mientras eso no suceda, las aspiraciones del anarco capitalista de ser reelecto en dos años han vuelto a cobrar consistencia.

Las explicaciones políticas dieron paso a las sociológicas, culturales y hasta de una psicología de multitudes. Muchos argentinos que votaron por la Libertad Avanza ganan un 30% menos que hace dos años. Se inclinaron no obstante por la estabilidad del precio del dólar, el ancla del programa inflacionario, y le dieron una nueva chance a un Gobierno que desprecia las cuestiones de género y el medio ambiente, ha restado financiamiento a la salud y la educación, le sacó beneficios a los discapacitados, e incrementó el precio del agua aumento 376%, el de la luz, 228%, el gas, 913% y el transporte 852%. Milei les aseguró que pronto verán la prosperidad.

Pero las circunstancias que colocaron al ultraderechista al filo del abismo hasta que llegó el socorro providencial de Trump están lejos de resolverse. La participación de Bessent en la economía doméstica argentina tampoco garantiza una salida. «Lo que está ocurriendo es una forma descarada de imperialismo financiero», sostuvo The Financial Times. «Las reservas monetarias disponibles del país son peligrosamente bajas. Mientras tanto, la economía va a una recesión».

Argentina debe pagar el año que viene 19.000 millones de dólares a sus acreedores y es difícil que los tenga si la divisa barata financia la especulación financiera, el turismo internacional de los sectores medios y altos y las importaciones. El Fondo Monetario Internacional (FMI) no se cansa de advertir de que el Gobierno necesita acumular dólares en el Banco Central. La política de mantenerlo a un precio de baratija, que ya le ha costado 25.000 dólares, es, sin embargo, inmodificable. «El programa económico no cambia nada», dijo el ministro de Economía, Luis Caputo. La euforia dominical puede ser breve.

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