Por fin sabemos quién manda en el Barça: Goldman Sachs. Uf!
No manda Joan Laporta, presidente escogido por 30.184 socios en las últimas elecciones a la presidencia del FCBarcelona. No manda, aunque lo parezca, su cuñado Alejandro Echevarría. No manda, ni mucho menos, Rafa Yuste, amigo del presidente y punto. Ni siquiera Elena Fort, la vicepresidenta que utilizan para apagar los incendios del Espai Barça y que, con sus manifestaciones, aún inflama…
No manda Joan Laporta, presidente escogido por 30.184 socios en las últimas elecciones a la presidencia del FCBarcelona. No manda, aunque lo parezca, su cuñado Alejandro Echevarría. No manda, ni mucho menos, Rafa Yuste, amigo del presidente y punto. Ni siquiera Elena Fort, la vicepresidenta que utilizan para apagar los incendios del Espai Barça y que, con sus manifestaciones, aún inflama más el caos. No manda, aunque den la cara con los números, Ferrán Olivé ni el nuevo, dicen, CEO, Manel del Río. No manda, aunque quisiera, Enric Masip, que solo asesora. Ni tampoco, claro, el ‘chaquetas’,Xavier Sala i Martín, el mejor, ése sí, apaga fuegos que existe.
Lo que ni Lluis Moya ni Joan Sentelles, que, por más responsables de la Oficina Técnica del Espai Barça que sean, fueron incapaces de rebatir para neutralizar lo denunciado por el programa ‘Què t’hi Jugues’, de SER Catalunya, sobre la elección de Limak, acaba de ser relatado por el tesorero Ferrán Olivé a El Periódico: quien manda en el FCBarcelona, desde ¡ya!, es el banco estadounidense Goldman Sachs y sus bonistas, que son quienes prestaron 1.495 millones de euros al club para afrontar la construcción del Espai Barça.
Los socios, bueno, no todos, 30.184, escogieron a Joan Laporta para que tomase decisiones pero, llegado el momento, el caos en el que está inmerso el Barça es de tales dimensiones (y deuda) que son los prestamistas, Goldman Sachs, quienes toman las decisiones.
Por fin y es bueno (y sano) saberlo, sobre todo a horas de una asamblea de socios compromisarios que será tan plácida como siempre, es que Laporta y su séquito tienen muy poco que decidir sobre los planes de presente y futuro del Barça. Bueno, en realidad, sabido es que están atados de pies y manos por el caos que han generado en los últimos años, deben más de 2.500 millones de euros, no tienen ‘fair play’, no pueden inscribir futbolistas y no hay dinero para reforzarse.
Asegurar, como asegura el tesorero del FCBarcelona, que, probablemente le habrá ganado el pulso a Del Río para triunfar en la asamblea de mañana a la hora de explicar los números y el déficit de la pasada temporada, que Limak es mucho mejor constructora y tiene mayor solvencia técnica que, por ejemplo, Ferrovial o Fomento de Construcciones y Contratas (FCC), cuando la compañía turca necesitó que le adelantasen 200 millones de euros para iniciar la reconstrucción del Camp Nou y lleva, exactamente, 323 días de retraso, es, como poco, sumamente atrevido dado, insisto, el caos generado, aunque a Joan Laporta le encante el caos.
Avance de las obras del Camp Nou, con obreros trabajando y turistas visitando el exterior del estadio. / Zowy Voeten
Sería interesante, aunque es sumamente difícil, improbable, saber qué opinan de ese desprecio lanzado por Olivé y el Barça el presidente de Ferrovial, Rafael del Pino Calvo-Sotelo o Esther Alcocer Koplowitz, presidenta de Fomento de Construcciones y Contratas (FCC), que, la verdad, tienen poco que demostrar al igual, sin duda, que la ACS de Florentino Pérez y sus asociados.
Que uno de los clubs más grandes e importantes del mundo ¿no? no pueda decidir, por sí mismo, quién construye su nuevo estadio (por cierto, del nuevo Palau nunca más se supo, ni se sabrá), que ni su directiva ni su comité de expertos, ni sus profesionales (si los hay), puedan escoger libremente la constructora que más garantías les ofrezca y sea el prestamista quien tome esa decisión demuestra, evidentemente, que muchas (o todas) las decisiones que se han tomado hasta ahora han sido guiadas por los que tienen el dinero, que no es, desde luego, el Barça, que, a lo sumo, lo debe.
Los ‘hombres de negro’
Comprobado, demostrado y declarado que Goldman Sachs fue quien condujo al FCBarcelona a este caos, a este desastre (la concesión de la licencia 1A, por parte del Ayuntamiento de Barcelona, no le sirve para nada al Barça, es más, la considera inservible, pues es una ruina volver al Camp Nou con solo 27.000 espectadores), más de uno podría sospechar que la intención del prestamista, su sabiduría, picardía, experiencia y conocimiento, consistió en escoger a la peor constructora para que se generase el desastre, el Barça se viese impedido de empezar a devolver el dinero y el banco de Manhattan (NY, EEUU) pudiese enviar a los ‘hombres de negro’ para empezar a gestionar el Espai Barça, arrebatándole la gestión al club, cosa que está perfectamente especificada en el contrato firmado por ambas partes.
Culminado el caos y la imposibilidad de devolver la deuda contraída con Goldman Sachs y sus bonistas, los prestamistas no podrían quedarse con el club, pero si enviarían a sus ‘hombres de negro’ a gestionar, por completo, el ‘estadi’, el Espai Barça.
Los que saben de esto (no yo), te cuentan que el acuerdo entre el Barça y su prestamista favorito, Goldman Sachs, es lo que en el mundo de los negocios se llama un ‘Project Finance’, es decir, un modelo de financiación de grandes proyectos (como infraestructuras y energía) que se basa, exclusivamente, en los flujos de caja futuros que generará el proyecto para pagar la deuda, sin recurrir a la garantía de la empresa patrocinadora.
La deuda contraída por el Barça es para la construcción del estadio, pero no es como una hipoteca que le permitiría a Goldman Sachs quedarse el inmueble (estadio o el club) si el Barça no puede pagar. En ese caso, si la operativa (gestión del estadio o Espai Barça) no llega a los ingresos previstos en el plan de negocio establecido (esos supuestos 300 millones de euros al año, 150 para el Barça y 150 para pagar la deuda), Goldman Sachs sí tiene la posibilidad de enviar a los ‘hombres de negro’ para hacerse cargo de la gestión del campo y asegurar así la devolución de la deuda, decidiendo, a partir de entonces, todo, todo, todo, lo que concierne al Espai Barça. Repito: todo.