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Pedri no se toca, por José Sámano

Carlo Ancelotti y Hansi Flick, dos maneras de regular en una semana copera con bingo para el italiano y una cruz para el alemán. En el Real Madrid la Copa es fecha de teloneros, incluso en la semifinal. Con Lunin y Endrick al frente y Mbappé contuso por un sacamuelas el equipo madridista se bastó en Anoeta frente a una Real…

Pedri, junto a De Jong, durante el partido contra el Atlético.

Pedri, junto a De Jong, durante el partido contra el Atlético. / Efe

Carlo Ancelotti y Hansi Flick, dos maneras de regular en una semana copera con bingo para el italiano y una cruz para el alemán. En el Real Madrid la Copa es fecha de teloneros, incluso en la semifinal. Con Lunin y Endrick al frente y Mbappé contuso por un sacamuelas el equipo madridista se bastó en Anoeta frente a una Real Sociedad víctima de su crónico fogueo. San Sebastián añora a Isak y Sorloth. Hoy su ataque es de monaguillos. Solo Getafe, Leganés y Valladolid anotan menos en la Liga. Sin puntería ante un eficaz Lunin, del resto se encargó Endrick, joven reservista que reclama una expansión que no le da Ancelotti, proclive a tutelar a los cadetes paso a paso. Lo mismo que con Güler, recóndito en Donosti.

En contraste con el “reggiolesi”, Flick solo abrigó a Lewandowski contra el Atlético y cuando intervino de nuevo con todo a favor el cuadro azulgrana se cuarteó. Como resultado, un Barça sin principio ni final. De entrada, un equipo con pitañas. Luego, un conjunto excitante con la banda sonora de Pedri. Y en el crepúsculo, un Barça permeable con el canario a la sombra. Con el cambio, Flick le cortó los cables a los suyos cuando el envite requería más temple que fogosidad. Es reincidente. Ya descontó a Pedri en el patoso último tramo de los barcelonistas en Vigo y el Villamarín. Al Atlético, un cañón cuando los partidos anochecen (lleva 31 goles a partir del minuto 76), le calzó como un guante el edicto del preparador germano. El Barça se quedó sin andamio, porque nadie le defiende mejor que Pedri. No hay cortafuegos más seguro que el sustento de la pelota.

Para mayor desgarro culé, Flick no recurrió a Casadó, repentinamente atornillado al banquillo, sino a Gavi y Fermín, tácticamente más dispersos. No se discute la abnegación del primero -pese a su tendencia a los fregados- ni las apariciones clínicas del segundo ante el gol, pero Gavi atraviesa un periodo de turbación. Con Xavi, en un 4-3-3, brillaba por su intendencia como volante. En el 4-2-3-1 de Flick no encuentra su lugar. Carece del croché de Olmo y Fermín en la media punta y no tiene la arquitectura y la muleta de Pedri, De Jong y Casadó en el campo base. Tampoco Fermín se siente Fermín cuando debe remar por la senda de Raphinha. Gavi y Fermín entraron con fórceps para chasco de un Barça trepidante tras su duermevela inicial.

Da la sensación de que, en ocasiones, el extécnico del Bayern no repara en el adversario. Tras un encuentro para rebobinar y rebobinar, palpitante como muy pocos, lograda la fenomenal remontada, el Barça debía abrochar el juego en la órbita de Pedri. Pero se transfiguró en un grupo faldicorto y descamisado justo cuando el Atlético acostumbra a sacar el mazo. Ya lo hizo en el duelo liguero y repitió en el copero con las baterías recargadas de Correa y Sorloth, convertido el noruego en la mayor congoja azulgrana (goleador en las cuatro últimas visitas al Barça).

Sin la baliza de Pedri para poner el tiempo entre paréntesis, los barcelonistas no tuvieron remedio ante un contrario que en este nuevo aperturismo de Simeone no racanea cuando comienza a bajar el telón. Menos aún si el rival le da carrete. De forma muy meritoria, Flick ha reflotado a un Barça ilusionante, pero todavía le falta la eternidad de Ancelotti y Simeone, que conocen al dedillo los intramuros de sus equipos y las señas de sus adversarios.  

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