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El Mundo

Los «trenes de la ira» de Francia: protesta contra años de retrasos, cancelaciones y abandono de la red ferroviaria

Todo aquel que es usuario habitual de la líneas de trenes París-Orléans-Limoge-Toulouse y Clermont-París sabe que son sinónimo de retrasos, cancelaciones de última hora e importantes incidencias. Llevan años pidiendo al Gobierno una solución para estas «líneas devastadas» porque sus pasajeros se sienten «abandonados». Ante tal hartazgo, este martes 400 manifestantes, junto con autoridades locales, viajaron hasta París en estos trenes…

Todo aquel que es usuario habitual de la líneas de trenes París-Orléans-Limoge-Toulouse y Clermont-París sabe que son sinónimo de retrasos, cancelaciones de última hora e importantes incidencias. Llevan años pidiendo al Gobierno una solución para estas «líneas devastadas» porque sus pasajeros se sienten «abandonados». Ante tal hartazgo, este martes 400 manifestantes, junto con autoridades locales, viajaron hasta París en estos trenes –ya bautizados como los «trenes de la ira»— para protestar contra la inacción del Ejecutivo y reunirse por la tarde con representantes del Ministerio de Transportes.

«Este es el tren de la ira, pero también es el tren de la vergüenza. No estamos orgullosos de tener que ofrecer este tipo de servicios», declaró el presidente del Partido Socialista del Consejo Departamental de Haute-Vienne, Jean-Claude Leblois, ante la prensa que les esperaba a la salida de la estación de Austerlitz de París. 

Desde hace 40 años, la asociación POLT, nombre que da la propia línea de tren París-Orléans-Limoge-Toulouse, lucha por conseguir una mayor inversión para estas rutas que sufren constantes retrasos e incidencias. En 2024, aproximadamente uno de cada cinco trenes de esta línea sufrió algún retraso de más de cinco minutos, según el ministerio. Retrasos que en ocasiones han batido récords, como en enero, cuando los pasajeros llegaron casi 12 horas después de lo previsto debido a una avería en una locomotora. «Antes, el trayecto Limoges-París duraba 2 horas y 49 minutos, pero ahora son 3 horas y 20 minutos«, afirmó Benoit Lematelot, el secretario de la sección sindical de ferroviarios de la CGT.

El propio ministro de transportes, Philippe Tabarot, calificó el servicio de ineficiente y de «no estar a la altura». Aunque anunció una «reducción de precios» del 10% y la generalización del reembolso del 200% para aquellos trenes que lleguen con más de tres horas de retraso, para los usuarios y las empresas habituales de esta ruta no es suficiente. Exigen «unos trenes de calidad».

«Es una línea importante para nosotros. Tenemos empleados que viajan regularmente entre Limoges y París. También es una línea importante para nuestros clientes. Por eso, necesita ser renovada, segura y fiable», explica Delphine Camilleri, directora de comunicación del grupo Legrand, una histórica empresa con sede en Limoges que ahora cotiza en el CAC 40.

2,6 millones de pasajeros al año

Las líneas POLT, con más de 700 kilómetros de vías férreas, y Clermont-París, con cerca de 420 kilómetros, transportan 2,6 y 1,9 millones de pasajeros al año, respectivamente. A pesar de ser una línea con bastante tráfico, en especial en temporada vacacional, los manifestantes declaran que llevan «40 años esperando trabajos de modernización».

En 2018, el Gobierno lanzó un plan para actualizar el recorrido, pero a día de hoy sigue sin ser suficiente para los usuarios que sufren las constantes incidencias de un transporte obsoleto, como reconoce la propia compañía: «Estas líneas están todavía dotadas de instalaciones técnicas heterogéneas y envejecidas». Por eso, SNCF (la empresa pública de trenes francesa) prevé invertir 3.000 millones de euros hasta 2027, además de incluir los nuevos trenes Oxygène, confirmados para 2027.

El gran desafío en los trenes en Francia

Uno de los principales desafíos para Francia son los accidentes ferroviarios y, como consecuencia, los retrasos. En 2023, Francia registró 146 accidentes significativos, situándose entre los países con mayor número de incidentes en la Unión Europea, después de Alemania y Polonia, según datos de Eurostat. En la mayoría de los casos se producen por personas que invaden las vías, pero también por problemas en el suministro de energía o la falta de modernización de algunos sectores. 

Según SNCF los datos son muy distintos: solo uno de cada ocho trenes de alta velocidad, o TGV, llegó con retraso en 2023. Pero varias investigaciones destaparon hace unos meses que la compañía utiliza un método de cálculo discutible. En los viajes de una hora y media de duración con menos de 5 minutos de retraso sobre el horario inicialmente previsto no es computado por sus servicios. Para trayectos de duración inferior a tres horas sólo se tienen en cuenta los retrasos superiores a 10 minutos. Una forma de cálculo que ayuda a maquillar las estadísticas.

A los retrasos se suman los sabotajes, como el del pasado verano antes de la inauguración de los Juegos Olímpicos de París. La red de TGV fue objeto de un sabotaje masivo que afectó las líneas en dirección a Burdeos, Lille y Estrasburgo. Este ataque provocó alteraciones y retrasos significativos, afectando a miles de pasajeros, obligando a cancelar el 25% de los servicios del Eurostar.

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