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Los ‘to do’s’ de CVC para LaLiga, por Marc Menchén
Hace una semana, mientras las cámaras ponían el foco en las semifinales de la Copa del Rey, más de 650 profesionales del fútbol español se concentraron en PortAventura. No era la primera vez. Por cuarto año consecutivo, LaLiga y CVC organizaron la jornada anual del Plan Impulso, una especie de ‘bootcamp’ en el que se imparten sesiones magistrales por parte de…

Hace una semana, mientras las cámaras ponían el foco en las semifinales de la Copa del Rey, más de 650 profesionales del fútbol español se concentraron en PortAventura. No era la primera vez. Por cuarto año consecutivo, LaLiga y CVC organizaron la jornada anual del Plan Impulso, una especie de ‘bootcamp’ en el que se imparten sesiones magistrales por parte de profesionales de otros clubes, marcas y consultoras, se exponen casos prácticos… y Javier Tebas y CVC aprovechan para verbalizar las prioridades estratégicas del proyecto. Zanahorias y palos para que nadie se desvíe ni se duerma en el objetivo de que los 2.000 millones de euros del fondo de inversión transforman de verdad el futuro del sector.
Tuve la suerte de sentarme un rato con Juan Arbide, el managing partner de CVC en España, y Jaime Blanco, director de la Oficina de Clubes, para hacer un estatus de la situación tras haber desembolsado ya 1.500 millones, y lo tienen claro: “El objetivo a largo plazo es que el proyecto trascienda la inyección de fondos de CVC. Y viendo la evolución actual, creemos que el proyecto tiene inercia suficiente para seguir adelante con éxito. No se trata sólo de dinero, sino de construir estructuras sólidas que permitan a los clubs crecer de forma sostenible en el tiempo”.
Cambio cultural
Lo más vistoso del Plan Impulso son los proyectos de remodelación de estadios y nuevas ciudades deportivas, pero hay algo más importante. Y que llevará más tiempo: un cambio cultural en la manera de gestionar los clubs, entender la relación con los fans y la colaboración con el resto del sistema. Un mirar más a medio y largo plazo, que entienda que hay unos mínimos de estructura corporativa independientemente de la categoría en la que compita.
Y es que la sostenibilidad económica de cualquier proyecto siempre dependerá de afinar bien en la inversión en plantilla deportiva, no en si meter dos o seis manos más en un departamento comercial, o en si contratar o no aquel servicio para optimizar la gestión o elevar la experiencia del aficionado. Quizá ese es todavía el ‘switch’ que falta hacer de forma generalizada, pues hay quienes ya lo tienen claro. No es una crítica, sino la constatación de que hay evoluciones que llevan su tiempo. Internacional, marca, talento e infraestructura son los ‘to do’s’ que dejó CVC porque ve “amplio margen de mejora”.
Quien dude, que mire cuál era la realidad del fútbol español en 2015: desunión, impagos y desatención a la experiencia del fan. Alcanzar a la Premier League no es realista, pero vale la pena apreciar que LaLiga ha transformado en España un deporte en una industria.
La compra de clubs frena
Una de las suertes para quien es propietario de un club de élite desde hace décadas es que nadie vio venir que el deporte se convertiría en una industria tan lucrativa al converger con el entretenimiento. El paso de las décadas también ha establecido un star system de clubs realmente globales y cuya trayectoria hace pensar que siempre seguirán ahí arriba. Pero no son tantos, y eso hace que tomar el control de un club exitoso en su Liga y Champions League cada vez sea más caro. Y, quizás por eso, UEFA ya advierte de que los inversores piensan cada vez más en solo tomar participaciones minoritarias o hacia clubs de Segunda División.
Las estrategias son distintas. En el primer caso, se toma un porcentaje de una propiedad deportiva como si de un valor refugio tipo oro se tratase. Es decir, confianza en que su valor será estable o irá al alza. Los segundos son más arriesgados, pues toman ese camino confiando en que con una inyección de capital y un giro en la gestión podrán subir el nivel del club y venderlo más tarde por más dinero. Y eso sí, UEFA avisa de que la influencia norteamericana en los consejos de administración es cada vez mayor.