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Las cinco claves del Benfica-Barça: Lisboa, tragedia y redención de Szczesny
Ni media hora de partido y ya había recogido hasta tres veces el balón del fondo de red. Si era una oportunidad para Szczesny, que lo era, la desaprovechó al inicio, pero se levantó después con una parada monumental a Di Maria que le redime de tanto error.Seguir leyendo….
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Ni media hora de partido y ya había recogido hasta tres veces el balón del fondo de red. Si era una oportunidad para Szczesny, que lo era, la desaprovechó al inicio, pero se levantó después con una parada monumental a Di Maria que le redime de tanto error.
Fue de tal manera que transformó a Vangelis Pavlidis, el delantero griego del Benfica en el héroe de un partido que jamás pudo imaginar. Ni el Barça tampoco, capaz de ganar por 4-5 en el tiempo añadido de un enloquecido partido en Lisboa.
Tres disparos, tres a puerta y tres goles y todo en 30 minutos. El 1-0 adelantándose a los centrales; el 2-1 fue, tal vez, el más fácil de su vida por la torpeza de TEK que despejó a Balde y no a la pelota y el 3-1 desde el punto fatídico, antesala de una segunda mitad llena de errores y hasta cambios tácticos con Flick modificando, y por vez primera, su sistema acabando con 3-4-3 para lograr un triunfo agónico que le mete entre los ocho primeros.

Pavlidis marca el 1-0 del Benfica ante Cubarsí y Balde en la primera parte del duelo contra el Barça en el estadio Da Luz. / Ap / Armando Franca
1.- Y TEK se estrelló al inicio y salvó al final
No había ni tocado el balón con las manos cuando el Benfica ya estaba ganando. Y ese, el primer tanto, fue en el que menos responsabilidad tuvo el meta polaco. Habían pasdo 108 segundos. Tiempo más que suficiente para que Szczesny se sintiera desamparado por su defensa.
Álvaro Carreras galopó en solitario por la banda derecha, Araujo no llegó a tiempo de interceptar el centro y luego Pau Cubarsí tampoco supo adelantarse a Pavlidis. A partir de ahi, la noche fue trágica para el nuevo meta titular del Barça, decisivo, y para mal, en los otros dos goles del Benfica. Salió sin control alguno en el 2-1 sin reparar en la presencia de Balde y forzó el penalti en otra mala salida. Ni una sola parada en los primeros 45 minutos.
El partido entró en tal locura que Di Maria estaba solo en el centro del campo, ya cuando el Barça jugaba con tres centrales, cabalgando hacia el encuentro de Szczesny. Era gol o gol. Seguía solo el argentino pero su disparo topó con el providencial pie izquierdo del meta polaco.

Lamine Yamal, abatido, tras uno de los tres goles que recibió el Barça del Benfica en la primera parte del Estadio Da Luz de Lisboa. / Reuters / Pedro Nunes
2.- Lamine Yamal se enreda
No brilló nada en Getafe. Ni tampoco en Lisboa donde el extremo azulgrana estaba más pendiente del otro fútbol que del juego puramente en sí. Ya comenzó mal porque no siguió, con el sacrificio defensivo que se le debía exigir, a su lateral. Subió con toda la calma del mundo Álvaro Carreras por la banda izquierda del ataque benfiquista sin que Lamine Yamal apareciera siquiera en pantalla.
Esa desidia le costó caro al Barça que empezó el partido nada más iniciarse. Luego, el joven no supo conectarse con el encuentro, más enredado en discusiones verbales que en otros asuntos. Y eso que antes del 1-0 firmó su único disparo a puerta en la primera parte. Se llevaban apenas 74 segundos. Luego, desapareció. Y hasta Flick lo sustituyó en el último suspiro del encuentro.

Balde se lamenta del pisotón de Araujo que provocó el penalti del Benfica sobre el Barça en Lisboa. / Ap
3.- Con Balde no bastó
Era la defensa de lujo con el único, y obligado cambio, de Araujo por Iñigo Martínez. Pero quedó agujereada de tal manera que a la media hora había encajado tres goles, algo nunca visto. Y menos en tan poco tiempo. Aunque la responsabilidad de esos tantos no tenía a un jugador de la línea de cuatro y sí al portero. Balde, además, fue el más valioso, tanto atrás como arriba, suya fue la internada en la que recibió un pisotón que provocó el empate marcado por Lewandowski.
Era el 1-1 de la esperanza hasta que entró en escena Szczesny. Esa acción nació, además, de otra extraordinaria intervención defensiva en la que el lateral zurdo evitó el 2-0 robándole el balón a Aktürkoglü. Fue el propio Balde quien inició la acción que terminó en el penalti. Pero con la mejor versión de Alejandro no bastó.

Marc Casadó intenta robar el balón en la primera parte del Benfica-Barça en el Estadio Da Luz de Lisboa. / Afp / Patricia de Melo Moreira
4.- Pedri, la verdadera luz
No tuvo el control el Barça. En realidad, empezó el partido perdiendo 1-0, pero luego, ni con el empate de Lewandowski sellado de penalti, encontró la calma el equipo de Flick. Estuvieron imprecisos Marc Casadó y Gavi en el centro del campo, donde solo Pedri, que dejó un hermoso y decisivo pase a Koundé en la segunda parte, ofreció destellos de calidad. El francés desperdició una gran ocasión, mientras el joven canario intentaba liderar a un equipo desorientado.
No estaban nada lúcidos ambos centrocampistas, que desfilaron camino del banquillo a la hora de partido. Entraron De Jong y Fermín para regenerar esa estratégica zona del equipo, que no tuvo la autoridad futbolística necesaria para imponerse en un encuentro de ida y vuelta.
Un encuentro que se llevó por delante a Gavi y Casadó, sustituidos al mismo tiempo por Flick. Y era Pedri el único que aguantaba en medio de la lluvia lisboeta. Y fue Pedri, la verdadera luz de este equipo, a quien le corresponde no solo la asistencia del 4-4 a Eric García sino también la paternidad de no rendirse de un equipo que supo engancharse a su magia.

Raphinha, De Jong y Araujo, que se marcó el 4-2 en propia puerta, tras recibir ese tanto del Benfica en el Estadio Da Luz de Lisboa. / Reuters / Rodrigo Antunes
5.- Tras el autogol de Araujo, Flick cambió de sistema y ganó
No gestionó el 1-1. Ni tampoco cuando se acercó en el marcador con el 3-2. Ni en la primera parte ni luego tampoco en la segunda. Ese extraño gol de Raphinha, un cabezazo desde fuera del área aprovechando una torpeza de Trubin, el portero ucraniano del Benfica, le aguantó cuatro minutos. Solo cuatro minutos porque en otra jugada mal defendida por el Barça recibió el cuarto gol.
Bueno, se lo marcó en propia puerta Araujo, quien no dejó que la pelota llegara a las manos de Szczesny y despejó pero hacia su propia portería. Y Flick, ya con el 4-2, intervino para modificar el sistema cuando quitó a Koundé y Balde, los dos laterales, para acabar con una defensa de tres centrales -Eric García, Araujo y Pau Cubarsí- con todos los delanteros en el campo: Lamine, Lewandowski, Raphinha y Ferran Torres, además de colocar a Fermín ocupando la banda izquierda.
Y de penalti en penalti -Lewandowski marcó los dos que tuvo el Barça- quiso sobrevivir en un partido de broma, enloquecido tanto que desfiguró a Flick, quien recurrió al final a Gerard Martín para devolver la línea de cuatro la noche en que Raphinha firmó un triunfo inolvidable.