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La pareja Cubarsí-Iñigo engulle a Araujo, que desaparece del Barça
Era el central titular del Barça. Era. Ya no es. Era Araujo y otro más. Los demás desfilaban, pero él no. En la gran mayoría de partidos cohabitaba el uruguayo en el eje con Christensen. En ocasiones, pocas, con Iñigo Martínez. Y hasta había bailado el defensa uruguayo con el emergente Pau Cubarsí que se inventó Xavi la pasada temporada. Ahora,…
Era el central titular del Barça. Era. Ya no es. Era Araujo y otro más. Los demás desfilaban, pero él no. En la gran mayoría de partidos cohabitaba el uruguayo en el eje con Christensen. En ocasiones, pocas, con Iñigo Martínez. Y hasta había bailado el defensa uruguayo con el emergente Pau Cubarsí que se inventó Xavi la pasada temporada. Ahora, en cambio, no aparece en las primeras combinaciones del eje estructural defensivo azulgrana.
No se entendía la zaga del Barça sin ese poderoso futbolista que dotaba de alma a todo el equipo. Central corrector, acostumbrado, sobre todo, a correr hacia atrás y no a defender hacia adelante como exige el libro de estilo de Flick. Cuando llegó el técnico alemán el verano pasado pilló a Araujo en la enfermería tras sufrir una grave lesión muscular con Uruguay en la última Copa América. Hasta tuvo que pasar en julio por el quirófano en Finlandia.

Araujo, en el entrenamiento de este domingo. / Valentí Enrich
Hace un año el Bayern estaba dispuesto a desembolsar una fortuna (cifrada en 80 millones de euros) por él. Pero esa lesión frustró cualquier operación. Hace un mes, la Juventus de Thiago Motta andaba desesperada en busca de un central que fortaleciera su transparente defensa. Pero el Barça no aceptó lo que le ofrecía el club italiano.
Volvió enero, pero el paisaje había cambiado de manera sustancial. No era el primer central para Flick. Ni siquiera el segundo. Y últimamente tampoco tiene el rango de tercero.
Quedó el uruguayo engullido por la sobriedad y la compenetración exhibida por una pareja singular en la que fusiona el corazón de La Masia que simboliza Pau Cubarsí y el oficio del viejo central que encarna Iñigo Martínez, un líder. Un tipo que se hace escuchar en el vestuario. Un jugador que marca y define el manual ‘flickniano’ de la zaga.
Renovación con puerta de salida
No queda, por lo tanto, un lugar para el uruguayo, que renovó en este reciente mercado invernal. Firmó hasta 2031 dejándose, eso sí, una puerta abierta por si la vida sigue igual en el Barça. Y la vida ahora se le ha puesto complicada a uno de los capitanes.
Cada vez juega menos y se está convirtiendo, muy a su pesar, en un inquilino del banquillo, que no necesita ni despojarse del chándal porque el técnico no considera su candidatura ni entre los cinco cambios que le permite el reglamento siendo adelantado en la rotación por Eric García.
Ha sido ‘devorado’ Araujo por la sociedad Pau-Iñigo. De ahí que en su nuevo contrato, sellado en la última semana de enero, coincidiendo, precisamente, con la lesión muscular del vasco se dejó esa rendija para salir este verano si comprueba que nada cambia.
Y, de momento, la situación no solo no mejora sino que empeora con el paso del tiempo. El club esquivó dar la cláusula de rescisión fijada en el nuevo pacto con el uruguayo, pero se ha descubierto que tiene un precio fijo de 65 millones.
La amenaza Tah
Precio que no tiene validez durante todo el mercado ni tampoco sirve para cualquier club. Pero Barça y jugador sellaron un acuerdo, que no ha sido hecho público (ni siquiera se facilitó su nueva cláusula), conscientes de que una vez acabe el curso tocará reflexionar sobre ese asunto, sobre todo si se confirma el fichaje del central alemán JonathanTah, del Bayer Leverkusen.
“¡Sin duda! Nunca había jugado así, y yo creo que casi nadie de los que estamos aquí. Yo miro mucho fútbol y el único que hace algo parecido es el Liverpool, pero no tan arriesgado como nosotros”
Acaba de cumplir 29 años y queda libre en junio. Otro inconveniente más para Araujo, cuya desinserción en el equipo resulta cada vez más evidente. Pero él, tras seis meses de baja, lo considera como parte del proceso, teniendo en cuenta que debe aprender también las claves del idioma táctico de Flick.
“¡Sin duda! Nunca había jugado así, y yo creo que casi nadie de los que estamos aquí. Yo miro mucho fútbol y el único que hace algo parecido es el Liverpool, pero no tan arriesgado como nosotros”, ha confesado Araujo en una entrevista que ha concedido al diario Sport.
“Son detalles, son segundos, tienes que hacerlo bien organizado y claro que es la primera vez que se trabaja de esa manera. Esa filosofía nos ha dado resultados”, ha subrayado el central convencido de que le llegará su momento de recuperar lugar e influencia en el juego del equipo. Flick no quiere ni oir hablar de una posible marcha de Araujo.

Flick y Araujo, en el entrenamiento. / Valentí Enrich
Ni un solo minuto, sin embargo, ha jugado Araujo en los tres últimos encuentros: Rayo, Las Palmas y Atlético de Madrid. Ni viendo a Sorloth, un gigantesco delantero pisando la pradera de Montjuïc con el peso del recuerdo del 1-2 que marcó en la Liga repetido ahora por el 4-4 de la Copa, tuvo la tentación Flick de sacar a Araujo, que se podría adecuar mejor por sus condiciones físicas para marcarle. Si se abre el foco, el sombrío escenario queda confirmado.
De los nueve últimos partidos, el capitán solo ha jugado tres: Atalanta (90 minutos), Alavés (45 y sustituido en el descanso por Eric Garcia aún con 0-0 en el marcador porque el gol de Lewandowski llegó en la segunda mitad) y Sevilla (22). Recuperaba en el Sánchez Pizjuán su condición de titular, aunque una contusión en el tobillo derecho que le hizo irse directamente a los vestuarios. Desde entonces no se le ha vuelto a ver.