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La luchadora Angélica Nieto conquista el mundo a los 18 años

Hace un año, Angélica Nieto regresaba de Astaná con una medalla de plata que sabía a poco. «Sé que la plata está bien, pero no es lo que quería», confesaba entonces, exhausta, con las rodillas vendadas y la mente fija en un objetivo que parece no haber soltado ni un instante: el oro. Doce meses después, la granadillera de 18 años se alza con el…

Hace un año, Angélica Nieto regresaba de Astaná con una medalla de plata que sabía a poco. «Sé que la plata está bien, pero no es lo que quería», confesaba entonces, exhausta, con las rodillas vendadas y la mente fija en un objetivo que parece no haber soltado ni un instante: el oro. Doce meses después, la granadillera de 18 años se alza con el título de campeona del mundo sub 20 de grappling gi (un deporte híbrido que combina diferentes estilos, algunos modernos y otros más tradicionales de lucha y artes marciales, como el Judo, sambo, jiu-jitsu y jiu-jitsu brasileño) con kimono, y un bronce mundial en NoGi (sin kimono). Un doble podio en Grecia que confirma un prospecto. Angélica Nieto es hoy una de las mayores promesas –y realidades– del grappling europeo.

«Todavía no me lo creo», admite recién llegada a la Isla. «Es muy emocionante, porque el año pasado quedé segunda y me quedé con esas ganas de conseguir el oro», confiesa. Destila Angélica una historia de constancia y disciplina. Y también de familia. Repite una y otra vez que el título lo comparte con su padre, entrenador, mentor y primera inspiración: «Supercontenta de poder compartir ese título también con mi padre, que los dos hemos entrenado muchísimo para lograrlo».

Son tres años en los que la tinerfeña ha pasado de promesa en categorías inferiores a convertirse en una referencia internacional indiscutible. Su nombre empezó a resonar en el Europeo de Bakú, donde se colgó el oro en grappling gi, y más tarde en el Mundial de Astaná, donde la plata le dejó «una espina clavada». Desde entonces, una progresión meteórica. «Ha sido un año completamente diferente. Los entrenamientos, los estudios, el cambio de residencia… todo ha sido un proceso intenso de adaptación», explica.

Angélica Nieto, en el centro del podio.

Angélica Nieto, en el centro del podio. / United World Wrestling

Y es que la vida de Angélica ha evolucionado tanto como su categoría de peso. Este año optó por competir en 58 kilos, dejando atrás los 65 del curso anterior. «Fue un gran cambio, pero al final creo que fue una buena decisión porque me favorecía más competir en ese peso y salió todo bien», comenta.

No fue, sin embargo, una temporada sencilla. Entre entrenamientos, desplazamientos y exámenes, mantener el equilibrio se convirtió en todo un ejercicio de planificación. Nieto Santos estudia Administración y Dirección de Empresas en la Universidad de La Laguna y es instructora en el Gracie Barra, donde imparte clases a niños de entre 8 y 14 años. La joven deportista, que actualmente reside en la ciudad universitaria, tuvo que aprender a gestionarse por sí misma: «Todo vino de golpe. Terminé bachillerato y empecé la carrera casi sin tiempo para asimilarlo. La alimentación también ha sido distinta, porque ya no cuento con mi padre para que me la lleve».

El oro más trabajado

En Grecia, Angélica llegó como una de las favoritas, pero el favoritismo no garantiza nada en un tatami donde cada segundo cuenta. «La final fue la más dura, la que más me costó y, a la vez, la más increíble», reconoce. Una batalla de nervios, técnica y resistencia donde todo lo aprendido en los últimos años se puso a prueba. El resultado, un oro mundial que la consagra entre las mejores del planeta en su categoría y que se suma al bronce que conquistó en la modalidad sin kimono, el NoGi. «Siempre me ha gustado más kimono», reconoce. En ambas, su nombre figura ya entre los más destacados del circuito internacional sub 20.

El grappling, todavía una disciplina minoritaria en España, encuentra en talentos como Angélica su mejor carta de presentación hacia el mundo. La tinerfeña pertenece a esa generación que catapulta a Canarias al mapa mundial de las artes marciales sin golpes. «Creo que lo van a lograr», afirma sobre la posibilidad de que el grappling se incorpore al programa olímpico. ¿Y qué significaría para ella competir en unos Juegos? «Sería mi gran sueño».

Por ahora, su máxima ambición se centra en alcanzar el cinturón negro y, como horizonte, conquistar el Mundial de la IBJJF. Angélica no se conforma con lo realizado. De hecho, su próximo objetivo ya está marcado en rojo en el calendario, el Mundial de la IBJJF en Las Vegas, en diciembre.

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