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La doble moneda de la Premier, por Marc Menchén

La Premier League es la liga de fútbol más grande del mundo. Nos pueden gustar más LaLiga, la Serie A o la Bundesliga, pero no hay discusión en que la competición británica es la que más factura de todas y la que, mercado a mercado, suele tener los contratos de televisión y patrocinio más relevantes. Y aun así, no hay manera…

La Premier League es la liga de fútbol más grande del mundo. Nos pueden gustar más LaLiga, la Serie A o la Bundesliga, pero no hay discusión en que la competición británica es la que más factura de todas y la que, mercado a mercado, suele tener los contratos de televisión y patrocinio más relevantes. Y aun así, no hay manera de que los clubs y sus propietarios consigan que el negocio sea autosuficiente y sostenible en el largo plazo. Y en eso tampoco hay discusión. El conjunto de los equipos que compitieron en 2023-2024 perdieron más de 180 millones de euros de forma agregada, y el agujero sería mayor de no ser porque el Chelsea FC se apuntó 200 millones a última hora con la venta del equipo femenino a su máximo accionista.

Poniendo el foco en el Big Six, lo sorprendente es que ni siquiera las grandes potencias de Reino Unido ha conseguido sobreponerse al punto de inflexión de la pandemia. Arsenal FC, Chelsea FC, Liverpool FC, Manchester City, Manchester United y Tottenham Hotspur ganaban dinero en conjunto hasta 2018-2019, pero a partir de ahí sólo los citizen han sabido dejar atrás los números rojos de forma consistente por la vía clásica: la venta de futbolistas. 

Escaso control

¿Qué puede explicar esta situación? Los elementos son varios, empezando por la falta de un control económico más rígido por parte de la Premier League que sólo las normas de Uefa pueden ayudar a corregir. El regulador europeo exige que el gasto en plantilla deportiva (salarios y amortizaciones por fichajes) ya baje al 80% de los ingresos relevantes en 2024-2025 y al 70% en 2025-2026. Y no, no se aceptarán palancas como las del Chelsea, que un año te vende un hotel y al otro todo el fútbol femenino. El Aston Villa ya explora seguir ese camino para poder cumplir con las regulaciones.

Lo sorprendente aquí es que, siendo la liga más rica, sus clubs hayan entrado en tal espiral de gasto cuando la lógica dice que son los que más fácil deberían tenerlo para ser competitivos en lo deportivo sin necesidad de comprometer tan exceso su sostenibilidad. Hablamos de clubs que tranquilamente pueden estar perdiendo más de 20 millones por temporada sin pasar de media tabla. Sus equipos reciben, de media, más que cualquier club de LaLiga por televisión que no sean Barça, Madrid o Atleti. Por comercial, la media de equipos ingleses factura incluso más que un Athletic Club o un Real Betis.

La duda para muchos es quién asumirá las consecuencias una vez se corrijan los desequilibrios británicos por la vía de la regulación. ¿Serán los salarios de los futbolistas? ¿Los clubs del resto de Europa que cuadraban sus cuentas colocando jugadores en las islas?

El deporte sortea a Trump

El deporte como producto de entretenimiento fue una de las industrias que más sufrió las consecuencias de uno de los últimos terremotos económicos, como fue la pandemia. La situación que ahora se avecina no es tan grave, pero la guerra arancelaria abierta por la Administración de Donald Trump ha dado un buen susto a los mercados. Y aquí, una circunstancia que hoy es virtud: las competiciones deportivas son un producto eminentemente local en cuanto a servicio físico, mientras que la globalidad y el grueso de su negocio es un servicio digital que no pasa por aduanas y no está sujeto a aranceles.

No es el caso de los Nike, Adidas, Under Armour o Puma, cuya valoración en bolsa ha sufrido hundimientos de hasta el 30% en el último mes. Son las compañías más afectadas por un negocio global, donde las prendas se producen normalmente en Asia. Ahora bien, si estas marcas son las que sufren las consecuencias y la guerra abierta por Trump se prolonga, habrá que ver si ese ajuste se acaba trasladando al valor de los contratos de patrocinio. 

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