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Juan Ayuso, el ciclista español que quiere revolucionar 2025

A veces no es necesario que una carrera ciclista -en este caso, la Clásica del Drôme- tenga un nombre sobresaliente para poder constatar una gesta y acordarse de que nacido en Barcelona, criado en Atlanta, de corazón alicantino, con raíces vallisoletanas y residente en Andorra, hay un corredor polivalente que se llama Juan Ayuso, que sólo tiene 22 años, que destaca…

A veces no es necesario que una carrera ciclista -en este caso, la Clásica del Drôme– tenga un nombre sobresaliente para poder constatar una gesta y acordarse de que nacido en Barcelona, criado en Atlanta, de corazón alicantino, con raíces vallisoletanas y residente en Andorra, hay un corredor polivalente que se llama Juan Ayuso, que sólo tiene 22 años, que destaca en cualquier terreno y que en mayo será la baza española en el Giro, que empieza en Albania y termina en Roma.

Ayuso ya tiene un podio en la Vuelta -tercero en la edición de 2022 (cuarto en 2023)-, ha ganado el Giro de las promesas, ha terminado la Tirreno-Adriático por detrás de Jonas Vingegaard, que no es poca cosa, y ocupa una posición destacada y, en ocasiones como si fuera una corriente alternativa a la dirección en un partido político, en el UAE. Allí firmó un contrato de larga duración que lo cubrió de oro, lo convenció para trasladarse a Andorra, pero que le corta las alas ante cualquier dosis de talento personal en el Tour; vamos, que sería como si fichase por un equipo de fútbol, demostrase que tiene poderío para marcar goles desde cualquier distancia, pero no lo alineasen en los partidos claves de la Champions porque en esos escenarios sólo se puede lucir la gran estrella del equipo, el indiscutible número uno.

La figura de Pogacar

En el UAE de Ayuso corre Tadej Pogacar y al escribir su nombre sobra cualquier otro comentario, al margen de simpatías o banderas. Pogacar ha ganado tres Tours y tiene un montón más en las piernas. Sólo hay un corredor en el mundo, Vingegaard, que lo puede desvestir de su jersey amarillo y en su equipo necesitan a todos los soldados entregados en cuerpo, alma y bici al fenómeno esloveno. Por eso, Ayuso tiene las alas cortadas en la ronda francesa y así será a lo largo de una eternidad teniendo en cuenta que Pogacar sólo tiene 26 años, cuatro más que la estrella española.

Ayuso (a la derecha), en la etapa final de la Vuelta 2022 con Evenepoel, de rojo, y Enric Mas.

Ayuso (a la derecha), en la etapa final de la Vuelta 2022 con Evenepoel, de rojo, y Enric Mas. / UAE EMIRATES TEAM

Por esta razón, Ayuso, que sólo ha disputado dos carreras, el pasado fin de semana, en un inicio de temporada tardío, con el nacimiento de marzo, sabe que debe aprovechar las ocasiones que le brinda su equipo. El sábado 1 de marzo era el principal candidato al triunfo en la fuga clave en la Clásica del Ardèche, donde comenzó el año profesional. Iba en una fuga de seis corredores, entre ellos los rivales del Movistar, Enric Mas y Javier Romo (ambos estarán en la Volta), y en la rotonda situada a pocos metros de la meta se equivocaron de salida y se fueron hacia el desvío contrario a la línea de llegada.

La cita en Italia

El UAE es el equipo que lo quiere ganar todo y en todas partes, cuenta con un ejército de ciclistas capacitado para triunfar en cualquier carrera a la que no acuda Pogacar. Y es en esa tesitura donde Ayuso se debe mover, aprovechar las pruebas, el pasado fin de semana las clásicas francesas de segundo orden, luego, si se confirma el calendario, las citas de Tirreno-Adriático y la Volta y, en mayo, luchar por la victoria en el Giro, donde Primoz Roglic es el favorito. Pese a su tremenda fortaleza, visión de la jugada y potente equipo, siempre es más fácil de buscarle las cosquillas que a su compatriota Pogacar.

Difícilmente Ayuso estará esta temporada en el Tour que acabó abandonando el año pasado camino de Pau. Llegó a ocupar la tercera plaza de la general, pero se ganó la riña de compañeros como Joâo Almeida (crisis Ayuso-Almeida, en el UAE) cuando el corredor portugués escenificó en carrera lo que se veía desde la lejanía, el ciclista español no estaba dándolo todo por Pogacar, esfuerzo previo al ataque del esloveno en el Galibier, y guardaba las cartas. Al final, versión oficial, enfermedad, por más señas covid, y pie a tierra antes de la presentación de los Pirineos.

Luego quiso ir a la Vuelta después de unos Juegos Olímpicos en los que no pudo brillar porque allí estaba Remco Evenepoel, otro de los incuestionables del ciclismo. El UAE decidió dejarlo en la retaguardia. Año nuevo, vida nueva, dos carreras y una victoria, posiblemente la tarjeta de presentación de 2025 para el ciclista español joven con mayor y mejor carácter sobre la bici.

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