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El Mundo

Israel lanza un ataque masivo contra Beirut mientras decide sobre el alto el fuego en Líbano

El pánico domina Beirut. En las carreteras, reverbera el sonido de las sirenas de las ambulancias, interrumpido por el eco de los bombardeos ya lejanos. Entre las calles amenazadas por órdenes de evacuación del Ejército israelí, que aumentan a cada segundo, se multiplican los disparos al aire para avisar a la población que aún no ha abandonado sus hogares. Mientras, en…

Santo Domingo - Publicado hace

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El pánico domina Beirut. En las carreteras, reverbera el sonido de las sirenas de las ambulancias, interrumpido por el eco de los bombardeos ya lejanos. Entre las calles amenazadas por órdenes de evacuación del Ejército israelí, que aumentan a cada segundo, se multiplican los disparos al aire para avisar a la población que aún no ha abandonado sus hogares. Mientras, en el interior de los coches, sumidos en el silencio, los rostros son tomados por la agonía. El terror por no saber a dónde ir, la urgencia por salvar la vida antes de que todo termine, la incertidumbre por si acabarán convirtiéndose en un número más al caer sobre ellos uno de aquellos misiles sobre los que Israel no avisa.

Todo parece apuntar que el alto el fuego está por llegar. Que, después de esta brutal jornada y la terrorífica noche que se avecina, la pesadilla que asfixia al Líbano desde hace dos meses habrá terminado. La brutalidad de los aviones de guerra israelíes así lo indica. El aún más incesante zumbido del dron israelí sobre sus cabezas así lo sugiere. La devastación extendida más allá de los feudos de Hizbulá de la capital libanesa así lo pronostica. Pero Israel está dispuesto a no abandonar los cielos libaneses sin mandar un mensaje de fortaleza e inclemencia. Este martes, la capital del país de los cedros, y otras grandes ciudades libanesas, han sufrido el impacto de decenas de bombas hebreas a modo de supuesta despedida.

Cinturón de fuego

Horas antes de que el gabinete de seguridad israelí se reuniera para aprobar el alto el fuego, un bombardeo sin aviso previo en el barrio de Nuweiri, en el centro de Beirut, mató a siete personas e hirió a 37 más. Mientras los servicios de rescate y emergencia sacaban heridos de entre los escombros, el enésimo mensaje del portavoz en árabe del Ejército israelí, Avichay Adraee, amenazaba con bombardear las sucursales de la institución financiera islámica Al-Qard al-Hassan, vinculada a Hizbulá, y ha obligado a la evacuación de la zona de nuevo. En esa área se estaban refugiando decenas de personas desplazadas, ya que la ofensiva militar israelí iniciada el pasado 23 de septiembre ha provocado el desplazamiento de 1,2 millones de personas.

A su vez, los aviones de guerra israelíes no han dejado de bombardear los suburbios sureños de Beirut. Un cinturón de fuego ha rodeado los barrios de Burj el Barajneh, Haret Hreik y Hadath, a apenas unos centenares de metros de la embajada española del Líbano. Durante gran parte de la jornada, el humo ha dominado los cielos sobre el sur de Beirut en una instantánea que recordaba a las últimas horas previas al alto el fuego que puso fin a la guerra de 2006. A continuación, han llegado órdenes de evacuación para barrios céntricos de la capital libanesa donde Hizbulá no tiene presencia. En más de dos meses de escalada bélica que ha matado a más de 3.000 personas, entre ellas 200 niños, estas zonas, desbordadas por la población desplazada, se han librado de la violencia.

Ataques al corazón de Beirut

Estas órdenes, que suelen venir seguidas de una serie de bombardeos en menos de una hora, han sido lanzadas en plena hora punta. Familias enteras se han tirado a las calles en busca de una escapatoria, quedándose atrapadas en un tráfico infernal. En las autopistas, los carriles de salida de Beirut desbordados con centenares de coches avanzan lentamente. Los de entrada van vacíos. Unos 45 minutos después de la publicación de las órdenes de evacuación, han empezado los ataques a lo largo y ancho de la capital libanesa. Al menos tres personas han muerto y 10 han resultado heridas en el ataque contra el céntrico barrio de Barbour.

También en ciudades como las sureñas Tiro y Saida, y Baalbek, al este, los bombardeos se han multiplicado a horas del supuesto alto el fuego. Con los drones y los aviones de combate israelíes zumbando sobre decenas de miles de civiles, el Ejército hebreo ha llegado a lanzar bengalas sobre la sede del Gobierno libanés, que no participa de forma activa en la guerra. En el norte de Israel, las sirenas antiaéreas no han dejado de sonar por el lanzamiento constante de cohetes y drones desde el Líbano. Durante las horas previas al anuncio del tan ansiado alto el fuego, la población libanesa aguanta la respiración a la espera del fin de la pesadilla.

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