Deportes
Entre benditos y malditos, por Lluís Carrasco
Es sabido que en toda empresa importante existen problemas; problemas, conflictos y mil asuntos que resolver, y ninguna organización que se precie de ser referente, escapa de ese día a día, implacable e inevitable.Dificultades, contratiempos, complicaciones Ese es el ecosistema habitual también de los grandes clubes, y el Barça, para lo bueno y para lo no tan bueno, siempre en cabeza…

Es sabido que en toda empresa importante existen problemas; problemas, conflictos y mil asuntos que resolver, y ninguna organización que se precie de ser referente, escapa de ese día a día, implacable e inevitable.Dificultades, contratiempos, complicaciones… Ese es el ecosistema habitual también de los grandes clubes, y el Barça, para lo bueno y para lo no tan bueno, siempre en cabeza de pelotón.
Los problemas, “per se”, no deben o deberían suponer una amenaza, para eso están los que deben dotar de talento, experiencia y reconocimiento a las diferentes estructuras del club para ir solventando y superando todo aquello que pueda aparecer sin poner en riesgo ni la perdurabilidad del proyecto, ni mucho menos de la propia institución.
Dos realidades
Si nos fijamos en el mencionado “día a día2, es imposible no separar dos realidades bien diferenciadas. Por un lado, tenemos la deportiva y futbolística. ¿Problemas? ¡Todos! Pero viendo como dirige y administra su máximo hacedor, Don Hansi Flick, todo cuanto va surgiendo, uno tiene la percepción infinita de que solo puede acabar bien.
Bendito problema cuando el conflicto es elegir entre Casadó y De Jong, entre Gavi y Olmo, entre Araujo o Íñigo… Bendito problema cuando hay que dibujar si goleamos a partir del doble pivote, o apostamos por un plenteamiento más Cruyffista con un 4-3-3 bien abierto…
Bendito problema que inviten a declarar frente a una cámara a un jugador o a otro, porque todos parecen bendecidos (y seguro que formados por el propio entrenador) para decir las palabras más adecuadas… Y todo parece previsto, ejecutado y diseñado por el mismísimo espíritu santo.
La segunda área, más de gestión interna y extradeportiva, nos está dando más problemas, malditos ellos: Obras que se eternizan, calendarios que no se cumplen, gradas de animación silenciadas, secciones que sufren, patrocinadores que tardan… La vida de un club, mi club, ese latir incesante de una realidad que se dirime entre problemas. Unos benditos, otros… ¡No tanto!