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El Barça de las primeras veces goza del liderato

Los mejores momentos de nuestras vidas no tienen por qué ocurrir en días bonitos. En una tarde de perros en Montjuïc, con un viento gélido que arañaba la paciencia y la cordura, Gerard Martín y Marc Casadó miraron al cielo y debieron dar gracias a quien fuera por encontrarse de repente en el paraíso. Uno y otro, que venían de tiempos…

Los mejores momentos de nuestras vidas no tienen por qué ocurrir en días bonitos. En una tarde de perros en Montjuïc, con un viento gélido que arañaba la paciencia y la cordura, Gerard Martín y Marc Casadó miraron al cielo y debieron dar gracias a quien fuera por encontrarse de repente en el paraíso. Uno y otro, que venían de tiempos oscuros, se estrenaron como goleadores en el primer equipo de un Barça fijado en el liderato que venció a una Real Sociedad minimizada y en inferioridad durante más de una hora. El Atlético queda a un punto y el Real Madrid, que pierde el paso, ya a tres.

Las primeras veces casi nunca son perfectas, pero marcan. Ni olvidará Gerard Martín su tiro a bote pronto en un episodio sólo posible a partir de una genialidad de Lamine –Barrenetxea dimitió y Javi López cayó de culo ante el recorte–; y Casadó, simplemente, estaba ahí para ver cómo le rebotaba la pelota tras un chut del hiperactivo Olmo. Qué más da. Sus besos al escudo, como los de Cubarsí contra el Atlético, no son más que la metáfora del sentimiento de pertenencia de un grupo de chavales que hace un puñado de meses jamás hubiera imaginado semejante presente.

Imanol Alguacil, que igualó los 324 partidos dirigidos en la Real Sociedad por Alberto Ormaetxea –sí, quien dirigió a aquel equipo capaz de enhebrar dos Ligas en el amanecer de la década de los 80–, no estaba para celebraciones. Si bien era consciente de que su guerra no pasaba por Montjuïc, teniendo a la vuelta de la esquina el duelo frente al Manchester United en la Europa League, se vio engullido por la frustración al ver cómo un plan muy bien parido se le iba por el desagüe tras un buen primer cuarto de hora.

Hansi Flick, el técnico del Barça, da instrucciones a Marc Casadó en la primera parte del duelo contra la Real Sociedad en Montjuïc.

Hansi Flick, el técnico del Barça, da instrucciones a Marc Casadó en la primera parte del duelo contra la Real Sociedad en Montjuïc. / Jordi Cotrina

Una de aquellas maniobras de espaldas que emplea Lewandowski para desgarrar las líneas defensivas rivales sirvió para lanzar a Dani Olmo desde la misma línea de medios. Éste, que tenía 40 metros por delante, agradeció de lo lindo que Elustondo se lo llevara por delante. Quintero González, juez del asunto, se echó la mano al bolsillo como un rayo para mostrarle la roja. Javi López le reclamaba que él estaba cerca, que podía acudir en la ayuda. Pero el colegiado no atendió a razones. 

Ahí acabó el partido para una Real que ya había llegado a Barcelona sin varios de sus mejores futbolistas, como los sancionados Aguerd y Kubo o Becker, y que dejó en el banquillo al tocado Oyarzabal. Allí le acompañaba su jugador más creativo entre líneas, Brais Méndez.

Expulsado Elustondo, y con Pedri en su habitual estado de gracia, ni diez minutos tardó el Barça en encontrar las vías que se le habían negado. Así, pudo tomar los goles de Gerard Martín y Casadó, a quienes Flick había rescatado para dar descanso a Balde y De Jong. Casadó, que había sido encerrado en el baúl del técnico en una de aquellas decisiones impopulares que sólo tienen sentido con el viento a favor, pudo convencerse de la importancia de su papel.

Araujo festeja su gol, el 3-0 del Barça a la Real Sociedad en Montjuïc.

Araujo festeja su gol, el 3-0 del Barça a la Real Sociedad en Montjuïc. / Jordi Cotrina

En pleno martirio de la Real Sociedad, y con Alguacil sacando de la tormenta a Zubimendi y Barrenetxea, el Barça se gustó de lo lindo. Evidenció que las roscas de Raphinha desde el córner martirizan a los rivales –el gol de Casadó nació allí, pero también el de Araujo, el primero en esta Liga y tras rechace de Remiro–. Disfrutó de la ovación a Pedri, que antes de irse a reposar remató al larguero. Y vio cómo Lewandowski cerraba la faena poniendo el pie y dando aún más sentido al tiro de Araujo, otro que ansiaba una tarde así.

Líder y con los goles por bandera, el Barça retoma el miércoles su pelea por la Champions en Da Luz, allí donde no hace tanto entendió que esta temporada es capaz de todo.

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