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El Mundo

El “asesino silencioso” que mata de hambre

El número de población del mundo que pasa hambre es escalofriante, más de 733 millones de personas, es decir, un habitante por cado once, según el último informe hecho público por la ONU. Sorprende que la cifra no haya variado demasiado en los últimos seis años. Hay regiones donde incluso ha aumentado, como en África. Seguir leyendo….

Santo Domingo - Publicado hace

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El número de población del mundo que pasa hambre es escalofriante, más de 733 millones de personas, es decir, un habitante por cado once, según el último informe hecho público por la ONU. Sorprende que la cifra no haya variado demasiado en los últimos seis años. Hay regiones donde incluso ha aumentado, como en África

Las personas con mayor riesgo de morir por falta de alimentos son las mujeres y los niños, los más vulnerables. UNICEF ha advertido que de no actuar rápido cerca de dos millones de niños menores de cinco años corren el riesgo de fallecer a causa del “asesino silencioso”, como se conoce a la desnutrición aguda grave, una afección que produce daños irreversibles, tanto físicos como mentales, y conduce a enfermedades como las diarreicas, el sarampión, la malaria o la neumonía.

El reciente informe de la agencia de la ONU para la infancia hace un llamamiento “urgente” a donantes para financiar la compra y distribución del único medicamento que garantiza en un 90% la curación de los menores. Se trata del denominado Alimento Terapéutico Listo para Usar (RUTF, en sus siglas en inglés).  El RUTF es una pasta hecha principalmente de cacahuetes, leche en polvo y azúcar con una alta concentración de calorías, nutrientes y vitaminas que creó el pediatra nutricionista francés, André Briend, a principios de este siglo. Distribuido en bolsas individuales, los menores salen de peligro si consumen tres unidades al día durante cuatro o seis semanas.

Enfermedad difícil de detectar

Para cubrir las necesidades actuales de RUTF, se necesita reunir 169 millones de dólares, una minucia para los países ricos o para los multimillonarios que lanzan cohetes al espacio. Países como Malí, Níger, Nigeria y Chad ya han sufrido este año pasado la escasez de este alimento terapéutico. Otros siete países africanos, además de Pakistán, pueden quedarse cortos este año.

No es difícil detectar a simple vista esta enfermedad. Los cuerpos de los pequeños son esqueletos cubiertos por una fina piel seca y arrugada y con acumulación de líquido en las extremidades y en el abdomen. El peso del niño o niña es inferior a su estatura o, en el caso de los recién nacidos, a su longitud. La circunferencia de brazo del menor mide menos de 11,43 centímetros. 

A diferencia de otros productos nutritivos anteriores, como la leche terapéutica que se utilizó en las crisis alimentarias de las décadas de los 80 y 90 del silgo pasado, el RUTF no hay que mezclarlo con agua, lo que evita una posible contaminación. Tiene buen sabor, es fácil de digerir, tiene una vida útil de dos años sin necesidad de refrigeración y es fácil de distribuir. Es un producto que ha salvado y sigue salvado millones de vidas. Ha sido calificado como “la revolución humanitaria”.

Guerras alimentarias

Las guerras son las principales causas de inseguridad alimentaria en el planeta. Es en las zonas de conflicto armado donde es fácil que se rompa la cadena de distribución de ayuda humanitaria. Un extenso y minucioso estudio elaborado por la oenegé Oxfam hecho público el pasado mes de octubre cifra en hasta 21.000 las personas que mueren cada día por falta de alimentos en las zonas de guerra. Una simple multiplicación nos indica que son más de siete millones las víctimas mortales al año. Bajo el título ‘Guerras alimentarias’, el informe denuncia el “uso de los alimentos y el hambre como armas de guerra”.

El informe hace referencia a los casos de la Franja de Gaza y del Sudán. “Las crisis alimentarias actuales son en gran medida provocadas. Cerca de medio millón de personas en Gaza —donde actualmente no llega el 83 % de la ayuda alimentaria necesaria— y más de 750.000 en Sudán se mueren de hambre debido a los efectos mortales de las guerras en los alimentos, que probablemente perdurarán a lo largo de generaciones”, dice el documento. 

Como consecuencia de los bombardeos indiscriminados de Israel, el 91% de los civiles palestinos se encuentran en niveles críticos de inseguridad alimentaria. De todos ellos, más de 340.000 están en Fase 5, “hambre catastrófica” o “hambruna”, el nivel más alto de la Clasificación Integrada de la Seguridad Integrada en Fases (CIF).

La economía y el clima

En el caso de la devastadora guerra del Sudán, mucho menos mediática, más de 21 millones de sudaneses y sudanesas, alrededor de la mitad de la población, se enfrentan a condiciones de crisis de hambre y aproximadamente 110.000 están en fase de hambruna. La guerra civil sudanesa se ha convertido en una de las mayores crisis de desplazados y refugiados del mundo, con 13 millones de personas que han huido de sus casas. 

Hay otros factores que contribuyen también a la inseguridad alimentaria en el planeta, como el cambio climático, que arrasa cosechas, y las crisis económicas, que provocan el alza de precios. Una realidad difícil de asumir cuando estamos cerca de cerrar el primer cuarto del siglo XXI, el de los vertiginosos avances tecnológicos que han convertido en reales predicciones de la ciencia ficción. “El futuro ya está aquí, lo que pasa es que no está bien distribuido”, ha dicho el escritor de ciencia ficción norteamericano, William Gibson

El panorama no invita al optimismo. Los expertos ven muy poco probable llegar al objetivo “hambre cero” fijado por la ONU para el 2030.

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