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Desde el mecanismo anticoerción hasta más aranceles: las opciones de la UE contra la escalada de Trump

La Unión Europea mantiene «todas las opciones sobre la mesa», ante la guerra comercial desatada el ‘Día de la Liberación’ en el que el presidente de Estados Unidos anunció un incremento global a los gravemenes sobre las importaciones, y aunque de momento solo responderá a con represalias a los aranceles del 25% sobre acero y aluminio, y buscará una salida negociada…

La Unión Europea mantiene «todas las opciones sobre la mesa«, ante la guerra comercial desatada el ‘Día de la Liberación’ en el que el presidente de Estados Unidos anunció un incremento global a los gravemenes sobre las importaciones, y aunque de momento solo responderá a con represalias a los aranceles del 25% sobre acero y aluminio, y buscará una salida negociada a la escalada, examina sus cartas.

La calma tensa se rompió en Estrasburgo cuando Trump desveló este miércoles por la noche que el gravamen ascendería al 20% para la UE. El Parlamento Europeo, que ha celebrado esta semana una sesión especialmente centrada en el rearme europeo ante la invasión rusa, rompió su silencio más allá del tantas veces repetido mantra «flexibilidad en la negociación, firmeza en la respuesta». Y es que, pese a lo alto de las tasas, Estrasburgo soltó un suspiro de alivio al saber que, al menos, era una única imposición para los Veintisiete, ya que temía que Trump pusiera a prueba su unidad ofreciendo excepciones a países afines.

Represalias

«La Unión Europea no busca una escalada, la Unión Europea busca negociar y queremos hacerlo desde una posición justa, pero también desde una posición de fuerza», aseguró el pasado miércoles una alta fuente de la Comisión. Por eso, de momento, la UE solo responderá a los aranceles sobre el acero y el aluminio.

Lo hará reinstaurando las medidas que ya tomó en 2018 en respuesta a un incremento de los gravámenes sobre estas importaciones de un 10%, y que llevaban suspendidas desde 2021. En particular, afectaban a productos industriales pero también a otras exportaciones emblemáticas como las motos Harley-Davidson, el bourbon o los vaqueros Levi’s.

Pero para compensar el impacto que supone el incremento de los aranceles hasta el 25%, Bruselas ultima una lista que amplie el golpe hasta los 26.000 millones de euros. Ese es el valor de las importaciones que calcula la Comisión que se ve afectado. El Ejecutivo comunitario espera que los gobiernos europeos le den el visto bueno el próximo miércoles y las medidas de compensación entren en vigor unos días después.

Un duro golpe

Estados Unidos considera las barreras arancelarias desde un punto de vista enormemente amplio, esto incluye no ya los aranceles sino el impuesto sobre el valor añadido (IVA), o por ejemplo ciertas legislaciones europeas que considera injustas. Una de las áreas más criticadas por laAadministración Trump es la regulación de las grandes tecnológicas a través de la Ley de Servicios Digitales -que examina regula el contenido on line- y la ley de Mercados Digitales -que establece reglas de competencia-.

En total, la Comisión calcula que entre los aranceles al acero y el alumonio, a los coches, y ahora al conjunto de las exportaciones, un 70% de los intercambios con Estados Unidos se ven afectados. Bruselas calcula que el valor total es de en torno a 380.000 millones de euros. «Estudiaremos detenidamente las opciones para las nuevas respuestas», ha asegurado una alta fuente europea, pero «todas las opciones están sobre la mesa».

Mientras que en el comercio de bienes, la UE tiene un superávit de 157.000 millones de euros, en el comercio de servicios es Estados Unidos quien sale ganando, con un superavit de 109.000 millones. Por eso, cada vez suena con más fuerza la posibilidad de dejar de apuntar a productos, para poner en el punto de mira los servicios. Y aquí, uno de los sectores con más peso son las grandes tecnológicas.

Anticocerción

En 2021, Lituania abrió una oficina de representación de Taiwan en Vilnius, estrechando lazos con la isla. Para Pekín, esto suponía una violación del principio de una ‘China única’ y responió imponiendo restricciones a las importaciones desde el país, que la Comisión denunció ante la Organización Mundial del Comercio. Ese mismo año, Bruselas presentó un instrumento contra la coerción económica.

Este instrumento permite tomar medidas extraordinarias cuando un tercer país intente presionar a la UE o a unos de sus miembro «para que tome una decisión concreta aplicando, o amenazando con aplicar, medidas que afectan al comercio o a la inversión» nacional o comunitaria. Gracias a este nuevo instrumento, la UE puede imponer restricciones comerciales, de inversión o financiación contra países que recurran a la coerción económica. En el documento de su aprobación, la UE celebraba cómo este mecanismo le iba a dar «una posición de mayor fuerza y, si es necesario, adoptar contramedidas para defender sus intereses».  

«Con los aranceles, Trump quiere conseguir palancas de fuerza para obligar a Bruselas a que retire legislaciones que regulan el ámbito digital y tecnológico», ha dicho Diana Riba, eurodiputada de ERC, y miembro de la comisión para las relaciones con EEUU, en referencia a las directivas de Inteligencia Artificial, Servicios Digitales y la de Libertad de Prensa. «Son legislaciones en las que la nueva Administración americana ha puesto el foco porque consideran que pone freno al desarrollo libre y sin restricciones de los negocios de los ‘tecnoligarcas’ que ahora mandan en la Casa Blanca», ha añadido Riba, que en el Parlamento Europeo forma parte del grupo de los Verdes.

Diseñado exactamente para una situación como esta, es una «una herramienta que no se ha utilizado hasta ahora porque puede afectar muy duramente a terceros países», explica a EL PERIÓDICO la eurodiputada socialista Lina Gálvez, miembro de la comisión de Industria y de relaciones con EEUU. Además, señala que precisamente por la alta «interdependencia» de la UE y EEUU, existen múltiples formas para contrarrestar unas medidas impuestas de forma unilateral. «Las respuestas van a tener que ser inmediatas ya que muchos aranceles ya están en vigor», ha añadido.

En este sentido, la UE también podría optar por excluir a las empresas estadounidenses de los contratos públicos en la UE. «Que prohibamos que empresas norteamericanas participen en las licitaciones y concursos públicos que se hagan en los 27 países de la Unión Europea», ha concretado a este diario el eurodiputado popular Juan Ignacio Zoido, miembro de la comisión de Comercio Internacional y exministro de Interior, que matiza que este último recurso se guardaría para una situación «extrema» o como elemento de negociación.

Esto afectaría significativamente a sectores como la tecnología, la defensa y las infraestructuras donde empresas estadounidenses se benefician de grandes contratos públicos, desde las grandes consultoras como PwC o KPMG hasta, de nuevo, grandes tecnológicas como Amazon, Google o Microsoft. La medida se podría aplicar alegando el «principio de reciprocidad», ya que EEUU ya impone normas equivalentes que limitan el acceso de las empresas extranjeras a concursos públicos.

El estatuto de bloqueo

Más allá de la política comercial, hay otras áreas donde Europa y Estados Unidos chocan y, según Galvez, podrían ser parte de la negociación, como por ejemplo el llamado estatuto de bloqueo. Este mecanismo sirve «para contrarrestar las sanciones extraterritoriales de Estados Unidos, ya que se ha considerado un intento de imponer la legislación estadounidense a empresas europeas», explica Gálvez. 

EEUU también tiene mecanismos similares para defender a sus compañías de sanciones externas pero, en la práctica, muchas prefieren cumplirlas para no arriesgarse a perder negocios. Esto ha generado conflictos entre gobiernos y demuestra cómo las sanciones económicas afectan no solo a los países castigados, sino también a sus socios comerciales.

Por ejemplo, en 2020 la UE introdujo un estatuto de bloqueo para proteger las empresas europeas de las sanciones estadounidenses relacionadas a China. «Estados Unidos había impuesto sanciones a China, lo que la UE interpretó como un intento de imponer también la legislación estadounidense a las empresas europeas», añade la parlamentaria socialista, que califica este mecanismo como «clave en las actuales tensiones comerciales». 

Demasiado pronto

Las competencias sobre política comercial son exclusivas de la Comisión. En este punto del proceso, el Parlamento Europeo no forma parte de las deliberaciones, más allá de tener un papel consultivo. Quienes sí tendrán voz y voto serán los ministros de Economía y Comercio que se reúnen el próximo lunes en Luxemburgo. Lo hacen para hacer balance de la situación y evaluar sus relaciones con Estados Unidos.

Fuentes diplomáticas aseguran que es «demasiado pronto» para hablar de aranceles sobre los servicios o el uso del mecanimos anticoerción. Por ahora, lo único que está sobre la mesa son las represalias por los aranceles sobre el aluminio y el acero. «Eso es lo que tenemos en este momento. Aún no hemos discutido qué instrumentos podrían utilizarse en las etapas futuras«, aseguran las mismas fuentes.

El objetivo el lunes no es revisar la lista de represalias que propone la Comisión o adoptar medidas concretas. «El objetivo es salir de esta reunión con un mensaje común«, aseguran fuentes comunitarias. Ese mensaje pasa por dar una respuesta que deje «margen para la negociación y encontrar una solución constructiva» pero también que quede claro «que estamos preparados».

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