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Deportes

De la Volta al abril de Pogacar

Termina una Volta marcada por el mal tiempo y la poca fortuna, una ronda catalana que se quedó con el pesar de no poder ascender por las cumbres del Berguedà, sobre todo por Pradell; una pena, pero cuando el deporte depende de elementos externos poco más se puede hacer que lamentar las circunstancias, poner buena cara, cruzar los dedos y desear…

Termina una Volta marcada por el mal tiempo y la poca fortuna, una ronda catalana que se quedó con el pesar de no poder ascender por las cumbres del Berguedà, sobre todo por Pradell; una pena, pero cuando el deporte depende de elementos externos poco más se puede hacer que lamentar las circunstancias, poner buena cara, cruzar los dedos y desear que el año que viene todos los astros se alineen para vivir una carrera tranquila con final feliz.

Dejará de rodar la Volta, pero el ciclismo seguirá de una forma muy actica en este mes de abril, el de las clásicas por excelencia, el de los adoquines y los repechos y el que ya espera contemplar un duelo que va más allá de lo apasionante entre Mathieu van der Poel y Tadej Pogacar. Será una pelea magnífica si se tiene en cuenta lo que ocurrió, justo el sábado antes de empezar la Volta, en la Milán-San Remo, en la embestida del fenómeno esloveno y en el perfecto marcaje de Van der Poel con Filippo Ganna como testigo de una batalla tan hermosa como es este deporte.

Flandes y Roubaix

Ahora neerlandés y esloveno volverán a verse las caras, a mover los pedales con una fuerza descomunal en un nuevo doble combate; primero, el próximo domingo en el Tour de Flandes y luego, al siguiente, en la París-Roubaix, el ‘Infierno del Norte’, la ruta donde adoquines que parecen catedrales hacen botar la bici hasta lo inimaginable y donde no suele ser habitual que el máximo favorito al triunfo en el Tour se decante por correr esta prueba que destroza los músculos y que, además, puede suponer un grave contratiempo en la preparación para la ronda francesa en el caso de sufrir una caída. De hecho, desde los tiempos de Bernard Hinault, a principio de los años 80 del siglo pasado, no se había dado una circunstancia parecida.

Abril, como julio, el ciclismo se moverá al ritmo de la bici de Pogacar, un ser distinto, casi superior y sobre todo absolutamente inconformista, hasta el punto de que posiblemente este año le haga más ilusión ganar en Roubaix que volverlo a hacer en el Tour por cuarta vez en su carrera deportiva.

Sin olvidar a Van der Poel

Quizá, tampoco es una sorpresa, Van der Poel sea más favorito que Pogacar en un terreno de pequeñas cuestas duras aunque cortas, adoquinadas, como pasa en Flandes, o en un llano en el que para superar los adoquines hay que bajar la presión de las ruedas, con el riesgo del pinchazo, e impulsar la bici a una velocidad endiablada para pasar casi volando sobre las piedras de los sectores de la que, sin duda, es la clásica más dura del panorama ciclista.

De lo que suceda en Flandes, de lo que ocurra en la París-Roubaix y también de lo que pase a finales de abril en la Lieja-Bastoña-Lieja se vivirán las emociones del próximo mes que también circulará por las carreteras vascas de la Itzulia, una carrera penalizada en cuanto a la presencia de figuras por culpa de la grave caída que sucedió el año pasado y que provocó las retiradas de Vingegaard, Evenepoel y Roglic

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