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Ayuso recupera el liderato de la Volta con el viento de Amposta
Poco más de 500 habitantes, todo eran calles en cuesta, vecinos que preguntaban de dónde venían a los visitantes llegados a Paüls, una pequeña localidad en los montes del Baix Ebre que vivió este viernes la salida de la Volta como el acontecimiento más grande nunca vivido en la localidad.Seguir leyendo….
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Poco más de 500 habitantes, todo eran calles en cuesta, vecinos que preguntaban de dónde venían a los visitantes llegados a Paüls, una pequeña localidad en los montes del Baix Ebre que vivió este viernes la salida de la Volta como el acontecimiento más grande nunca vivido en la localidad.
Vecinos, forasteros y corredores no hacían otra cosa que mirar al cielo, y no por miedo a que cayese un meteorito, algo desestimado, sino porque temían a la fuerza del viento, a que el aire hiciera añicos la quinta etapa de la Volta, un día engañoso y que estuvo muy distante a convertirse en una jornada tranquila con los pensamientos de todos puestos en las cuestas de este sábado por Pradell y alrededores.
El temor a los abanicos
De Paüls partió la etapa ventosa, en la que nadie se fiaba del vecino, no fuera que le diera por poner un comercio de abanicos, y no para ganarse unos euros con el artilugio, sino porque así se denomina al arte de cortar el pelotón, corre, corre que te pillo, cuando sopla el aire con fuerza y mucho más si lo hace de costado, zafarrancho de combate, prohibido perder la rueda de la bici que va delante porque si el ciclista se corta, adiós muy buenas, una despedida a cualquier puesto de honor en el combate por la Volta.

La etapa / LA VOLTA
La pelea por la victoria tampoco estuvo aparcada en la ruta entre Paüls y Amposta. Los vecinos después de ver la salida se fueron a sus casas, felices por haber sido protagonistas de un evento deportivo, porque el pueblo saliera citado y por colocar a la localidad en el mapa del ciclismo. ¿Y los ciclistas? Pues a sufrir, como si la carretera fuera una calamidad, pendientes del viento, a veces tan arrogante, a veces tan odioso como la peor de las rampas de Pradell.
Landa, a sufrir
Sufrió Mikel Landa, siempre enemistado con el aire, con malas experiencias en el pasado, en el Tour sin ir más lejos. Por muy poco se salvó el corredor alavés. Enric Mas demostró que empezaba a sentirse cómodo en este tipo de situaciones. Hasta se atrevió con intentar provocar un corte en persona. Miraban todos el ciclocomputador para comprobar los kilómetros que faltaban para meta, para salvarse de lo que podía haber sido un estropicio de consideración.

La general / LA VOLTA
Hubo víctimas, como era de esperar, pero fueron actores de reparto en vez de protagonistas. El belga Lennert van Eetvelt, mucho mejor escalador que llaneador, extraño en un flamenco, fue de los perjudicados. Al perder 44 segundos bajó de la sexta a la octava plaza de la tabla.
Ayuso, en el esprint especial
La intuición apuntaba a que Primoz Roglic y Juan Ayuso, con equipos curtidos en la pelea contra el viento, no sufrirían. Mucho menos castigo para el corredor alicantino, pillo como pocos, que sorprendió al astro esloveno al apuntarse un segundo de oro en el esprint especial de L’Aldea. Gracias a la bonificación recuperó el jersey de líder que perdió ante Roglic en Montserrat. Todo nervio a flor de piel antes de la etapa reina entre Berga y Queralt, con la visita a Pradell.
Al final apenas 30 corredores se presentaron en el pelotón que disputó el esprint en Amposta. Victoria para el joven británico (19 años) Matthew Brennan, ganador en Sant Feliu de Guíxols y primer líder de una Volta que este sábado se juega los cuartos en Pradell y las cumbres hermanas de la comarca barcelonesa del Berguedà.